entre medio de esta inmensa crisis sanitaria y atentos también a los nubarrones socioeconómicos que puede dejar como herencia, la Casa Real le hace una cobra a Juan Carlos de Borbón. En un comunicado oficial, anuncia que Felipe de Borbón -hijo del anterior-, renuncia a la herencia de su padre y le retira la subvención pública de 200.000 euros que cobraba como ex Jefe del Estado. Le importará más bien poco este castigo infantil a quien según han publicado prestigiosos medios internacionales acumula una fortuna de hasta 2.000 millones de euros, de origen desconocido y oculta en diversos paraísos fiscales. Muy edificante y ejemplar. Este paso de la Casa Real tiene que ver con las sucesivas informaciones publicadas en la prensa internacional, y en la del Estado también, que señalaban a Felipe como segundo beneficiario de los millones depositados en una sociedad oculta creada para ingresar el dinero recibido por Juan Carlos en una de las supuestas donaciones que le han llegando de la dictadura genocida de Arabía Saudí. Y de las sucesivas decisiones judiciales de investigar estos hechos en Suiza y Gran Bretaña y la solicitud aquí de información sobre los mismos de Anticorrupción. En ese comunicado nos enteramos también que Felipe sabía del salchucho este nuevo de Juan Carlos desde hace un año, pero ha hecho pública ahora la renuncia hereditaria -que muchos expertos califican de un hecho sin trascendencia jurídica real-, tras las informaciones periodísticas, las investigaciones judiciales y cuando la atención social está centrada en la crisis sanitaria del coronavirus. Es solo otra pequeña punta del iceberg gigante que empezó a navegar por la actualidad tras las amenazas de Villarejo y la ruptura con Corinna, amiga-amante de Juan Carlos. Todo en perfecto orden borbónico. Ya escribí la pasada semana: evitar o impedir el debate público democrático sobre todo ello sólo reducirá más su ya muy tocada legitimidad. Cuando escampe el coronavirus, habrá que centrarse en qué hacer con una Monarquía no ya democráticamente obsoleta e inútil en este siglo XXI, sino acechada por la corrupción desde diversos ángulos. Y analizar con precisión qué consecuencias tiene y a qué bienes afecta la supuesta renuncia a su herencia de Felipe. Al fin y al cabo, la primera y más importante herencia que ha recibido ha sido la Jefatura del Estado. Por comentar.