a Semana Santa es tiempo propicio para bajar de los altares al judas actual de la política. El ínclito Toni Cantó. Ese que vendió sus ideales por una puesto en las listas del partido rival. Mejor dicho, que revendió, por que el PP es la cuarta formación a la que pertenece desde 2007. Desde entonces este cholista de la política ha ido partido a partido, debutando en una agrupación de Torrelodones, ya más en primera línea saltó a UPyD, de ahí se subió al carro de moda de Ciudadanos y acaba ahora apostando al caballo ganador de Ayuso en Madrid. El mismo día que formalizó su renuncia como diputado valenciano aseguró que dejaba la política para dedicarse a su profesión. Puro teatro. Este artista venido a menos y famoso por sus exabruptos en las redes sociales ya hace años que criticaba sin piedad desde su poltrona a los partidos que luego acabaría abrazando. Ahora, mientras arremetía contra el transfuguismo, gritaba a los cuatro vientos que dejaba la política y encargaba a su representante que le buscara trabajo en Madrid, buscaba otra poltrona y negociaba con Ayuso olvidando su beligerancia reciente: "Los españoles que quieran seguir votado a un partido que no luche contra la corrupción que voten al PP". ¿Se puede ser más chaquetero y fariseo?