o se pueden detener las olas, pero sí aprender a surfearlas, saltarlas por encima o pillarlas por debajo hasta conseguir avanzar subido en la cresta y llegar a la orilla. En el mar no es fácil, en la vida tampoco y con el covid se está demostrando que las olas van y vienen, te arrastran y a veces te hunden hasta que consigues salir a flote, sin que hasta la fecha se haya conseguido predecir la intensidad a la que llegan. Nunca una ola es igual a la anterior y solo con mucha perseverancia aprendes a verlas venir. Sí sabemos que hay situaciones que las hacen más intensas, fechas de calendario que, como la Luna influye en el mar, influyen en nuestro comportamiento y con ello disparan los casos positivos y los indicadores al alza. Navarra consiguió con duras restricciones pasar la tercera ola después de Navidad en una buena situación sanitaria, pero no ha sido suficiente para evitar lo que ya tenemos encima en vísperas de Semana Santa. La alta incidencia acumulada, la presencia de la cepa británica mucho más contagiosa, el relajamiento de la ciudadanía cansada de tanta norma y tan poca vida social y el ritmo de vacunación, más lento de lo deseado y condicionado por el suministro de las dosis, están poniendo difícil coger esta cuarta ola sin que nos arrastre. Pero hay que seguir intentando llegar a la orilla, aunque a veces nos hundamos y a ratos suene lejos, el final está más cerca y entonces volverán seguro los días de mar en calma.