o tenía tan claro que el final de esta pandemia y el regreso al mundo de la noche (discos y conciertos) este fin de semana fuera a ser tan apoteósico. En especial la gente joven necesitaba desfogarse y el botellón no era ni es la alternativa. Desde luego bienvenida la música y la cultura. Han pasado tantos meses que me cruje pensar que los que nacieron en 2006 y hoy tienen 15 años van a poder debutar dentro de nada en una de estas salas de fiestas. Porque pienso en esos mocosos y mocosas de familiares y amigos que hasta ayer eran niñas y niños. Es tremendo!. Durante estos meses de pandemia hemos cerrado los ojos y la música del móvil nos ha trasladado a esos años locos en los que nos restregábamos bailando al calor de multitudes sin pensar que era una práctica de riesgo porque los peligros, por llamarlos de alguna manera, siempre estaban fuera de los locales nunca dentro. Y ahí están nuestros ídolos de los ochenta y noventa, Believe de Cher, Desátame de Mónica Naranjo... Madonna, Beyonce, Lady Gaga... por citar algunas mujeres. Me pilla la postpandemia en un momento de transición vital y musical. Trato de estar abierta a todo lo nuevo, también a la música urbana, al trap, el reguetón, el rap... Pero algunos estilos y referentes me cuestan. Hablo de ídolos femeninos de adolescentes como Bad Gyal, hace poco en la Ciudadela, que se abre paso, cierto, en un universo muy machista, la música urbana, y lo hace moviendo las nalgas como signo de empoderamiento, vestida de muñequita sexual y convencida de que "no hay nada más feminista que hacer lo que te dé la gana": "Me tiene encendía/ta' duro to' el día/conmigo hace cosas que antes no hacía", canta. ¿Será que una ha entendido el empoderamiento de otra manera? Me cuesta... Para romper moldes me quedo con Rosalía.