unca he creído al Prenda. Ni a él ni a los otros cuatro acusados y condenados por la violación en grupo a una joven en Pamplona en los Sanfermines de 2016. Violación que no abuso. El Prenda siempre había mentido en cada una de sus alegaciones de defensa mezclando los hechos según la estrategia de su abogado y esa mentira ahondó todavía más en el dolor de la víctima que tuvo que mantener su verdad por encima de todo. Una mujer doblemente agredida, en la violación y durante el juicio y sobre todo tras la primera sentencia en la que uno de los jueces, Ricardo González, llegó a tildar de sexo "en un ambiente de jolgorio", lo que a todas luces fue una violación, ahora sí confesada. No sé que pasará por la mente de este juez al conocer la carta del Prenda. El daño ya está hecho pero hay muchas formas de reparación y el reconocimiento del delito y el arrepentimiento es sin duda una importante. Especular sobre las razonas que le han llevado a esta tardía confesión es inevitable, pero el hecho cierto es que uno de los cinco condenados, y no uno cualquiera sino el más mediático de todos, ha dicho alto y claro que sí hubo violación, lo que miles de voces han dicho en todos estos años. El "yo si te creo" que tantas mujeres y hombres hemos defendido cobra mas fuerza que nunca.