sparza anuncia que optará de nuevo a encabezar la lista electoral de UPN en 2023. No aclara, eso sí, si la de UPN o la de las siglas de la fracasada coalición Navarra Suma con dos partidos prácticamente inexistentes ya en Navarra que ya solo piensan en pillar hueco con salario para cuatro años. Normal. Noticia hubiera sido lo contrario. UPN, ni ningún otro partido, está para ponerse a buscar un mirlo blanco que pueda encabezar la candidatura. Es una especie ya extinguida esa del mirlo blanco de la política. Y no son buenos tiempos para poner la cara a esto de la política. No sé si habrá algún otro aspirante en UPN, pero lo dudo. Al menos, un rival con posibilidades reales. El diputado Sayas se presentó como alternativa a Esparza por la presidencia del partido en el último Congreso de UPN, pero ya ha anunciado que esta vez desiste. Esparza se impuso a Sayas con el 58% de los votos y desde entonces ha puesto en marcha una contundente estrategia de control interno desde el aparato. A la disidencia crítica se le ha laminado o enseñado la puerta de salida, por la que ya se han marchado varios concejales. Será la tercera apuesta de UPN por Esparza para intentar llegar al Gobierno de Navarra desde que sustituyera a Barcina en 2015 y saliera derrotado en ese objetivo y en los siguientes de 2019. Primero por Uxue Barkos y la apuesta por un modelo de cambio político y en 2019 por María Chivite y el Gobierno de coalición que mantiene la misma línea política y la apuesta por la estabilidad. A estas alturas, tendrá difícil Esparza cambiar de imagen y de discurso tras años insistiendo en las mismas matracas, que casi siempre forman parte de una realidad derrotista y negativa propia que transita paralela a la realidad de la Navarra actual. Hay ya una amplia mayoría social y política que apuesta por construir y por entender de otra forma distinta a esta Navarra de hoy. Y eso en UPN no se quiere ver, aunque supongo que ya lo saben. Parece difícil que con ese discurso que ya ha fracasado dos veces en las urnas Esparza pueda tener éxito a la tercera si la sociedad navarra no llega a las urnas impulsada por alguna hecatombe de inestabilidad y crisis insoportable. No veo al candidato Esparza desgañitándose por aquí y por allá para vender ahora a la opinión pública navarra que representa moderación, cambios o modernidad. Para empezar, anuncia su candidatura dedicando el espacio de las ideas a EH Bildu, la cuarta fuerza parlamentaria de Navarra. Estarán encantados quizá, pero Esparza no gana nada. Pierde una oportunidad más de trasladar algo útil para la sociedad navarra. Un error de comunicación política. En todo caso, estaría bien que lo intentara al menos, modular su discurso y abrirse puertas a participar también de los acuerdos y consensos que está asumiendo la mayor parte del arco parlamentario y de la sociedad. En tiempos de incertidumbres es un buen camino para abordar con garantías las decisiones y planteamientos que va a necesitar Navarra en todos sus ámbitos sociales, presupuestarios, económicos, culturales, fiscales y empresariales para tratar de dar las mejores respuestas posibles a los retos y transformaciones que exigirán los próximos años y que ya están aquí. Pero cuesta mucho ver esa ziaboga. Ni por disimular el fracaso de su estrategia en estos ocho años siquiera por interés electoral.