Pérez-Nievas anuncia solemne que Ciudadanos cierra la puerta a Sayas y García Adanero. Me quedo más tranquilo. Y supongo que Esparza también. Al menos sabe que en medio de este guirigay que se ha establecido en las derechas navarras tiene a alguien a su lado. Y por supuesto, se habrán quedado igualmente muy tranquilos Sayas y Adanero, que tras este contundente rechazo se ahorrarán el mal trago de comunicar a Pérez-Nievas que ellos no tenían intención alguna de llamar a la puerta de Ciudadanos.

Más que nada porque no parece quedar ya nadie al otro lado. A mi el pronunciamiento de Pérez-Nievas me resulta enternecedor. Sobre todo porque visto que un mes después de la expulsión de los diputados Sayas y Adanero de UPN nadie le había preguntado por el hecho en sí ni por sus posibles consecuencias para el futuro de la coalición Navarra Suma y como nadie se había mostrado interesado por su opinión, ni corto ni perezoso, Pérez-Nievas se organiza una conferencia de prensa para preguntarse y responderse a sí mismo sobre el asunto. No me digan que no tiene algo de entrañable este ego de protagonismo autocomplaciente en este confuso y atroz mundo que a veces es la política. Pérez-Nievas, ya puesto ante los micrófonos, defiende también con uñas y dientes la repetición de la coalición Navarra Suma. Lógico, es la única posibilidad que tiene el hombre de poder volver a ocupar un escaño otros cuatro años en el Parlamento de Navarra y casi pillar ya el pasaje hacia el País Jubilación allá por 2027. Pero dudo mucho, la verdad, que una coalición ya en evidente estado de naufragio vaya a reeditarse en las mismas condiciones que en 2019. No solo fracasó en sus objetivos político-electorales para UPN, sino que surgió en una época que ya no existe. Y más aún dudo que Esparza, con el inmenso barullo interno que ha desatado la guerra en UPN, tenga escaños libres para repartir a Pérez-Nievas.

Bastante tendrá con diseñar una lista que contente a los muchos aspirantes que en UPN optarán a un puesto de salida que garantice, vistas las sombras que le acechan, al menos un asiento de cuatro años en la Cámara foral. Ciudadanos es un partido en estado de liquidación total en el Estado, sin apenas militancia ni representación política real en Navarra y cuyos más bien muy escasos votos acabarán acomodándose donde buenamente puedan o mejor les parezca. Y parece que habrá opciones en la derecha navarra en los comicios de 2023 más atractivas para ese electorado que la fracasada Navarra Suma. No se puede olvidar tampoco la crisis abierta también en PP de Navarra, otra formación política en creciente estado de irrelevancia aquí. No sé, pero tengo la inquietud extraña de que a un año de las elecciones parece que no habrá palomitas suficientes para asistir a todos los pases que se vienen a partir de ahora de esta mezcla de tragedia, comedia y teatro del absurdo que es este presente de la política. Así, en general.