La suerte pasa de largo. Esta es una de la frases mas repetidas cada día del Sorteo de Navidad. A la suerte se le espera; es una buena compañera, pero no siempre decide pararse delante, eso es verdad. Tener suerte o no tenerla. La lotería es así, te toca o no. Solo hay que jugar y tener esperanza y esperar que alguna vez, esa suerte deseada no pase de largo y entonces llegue en forma de uno de los premios. Ganes o no, la vida no te cambia demasiado, casi seguro, pero igual puedes ir un poco más ligero una temporada. Como tampoco te cambia si no te toca, porque no tener lo que no se ha tenido es simplemente vivir hoy como el día anterior, con lo puesto.

Por eso hay muchos más días que este 22 de diciembre en los que deseamos tener buena suerte en la vida, cada vez que algo verdaderamente importante está en juego, cuando se puede perder aquello que sí nos altere nuestra existencia. Pero pasa que la Lotería de Navidad tampoco es ya lo que era, ni el premio Gordo supone tanto si miramos como está la vida en materia de vivienda, ese derecho básico tan inalcanzable para muchas personas. Lo que vale hoy en día una casa nueva en muchas ciudades, entre ellas Pamplona, no se cubre con los más de 300.000 euros que se llevan este año los y las agraciadas con el primer premio. Y eso da que pensar. De unos años a esta parte quienes hablan ante los micros o las cámaras con el décimo premiado en la mano, ya hablan más de tapar agujeros que de hacer realidad los sueños. La mayoría todavía quiere comprar un piso o pagar la hipoteca. Y ese es el problema, que algo tan esencial como tener un hogar, no tendría que ser cuestión de suerte.