La generación de residuos es uno de los principales problemas ambientales que existen en nuestra sociedad. Así ha sido interpretado en nuestra comunidad, y hoy en día contamos con la Ley Foral de Residuos y su Fiscalidad, aprobada por el Parlamento de Navarra en la legislatura que acaba de finalizar. Sin duda, se trata de uno de los hitos fundamentales en materia ambiental conseguidos en nuestra comunidad.

Ahora tenemos un buen Plan de Residuos 2017-2027, en consonancia con las directrices en materia de residuos de la Unión Europea, y una ley puntera y pionera a nivel estatal y europeo. No obstante, hay muchas cuestiones que habrá que ir desarrollando y que están por hacer. Y una de esas cuestiones es la relativa a la fiscalidad sobre los residuos.

En la sociedad actual, hay cada vez más voces que se plantean la pregunta: ¿debe pagar más tasa de basura quien menos recicle? La Ley Foral de Residuos y su Fiscalidad contempla el llamado pago por generación que responde al principio quien contamina, paga, y que se ha demostrado que es un sistema eficiente para incentivar la prevención de residuos y conseguir niveles altos de recogida selectiva. La clave está en optimizar la recogida de la llamada fracción resto, es decir, lo que no se recicla. El cierre de contenedores y/o el control de acceso de usuarios son las opciones más positivas para aumentar las tasas de recogida selectiva y reciclaje.

En bastantes ocasiones he solido oír que es cuestión de tiempo. Pero, ¿de cuánto? Hoy en día nadie concebiría pagar el agua o la electricidad mediante tarifa plana -sería muy extraño que la factura del agua fuera la misma, tanto si gastásemos 100 litros como si gastásemos 1.000-; en cambio, eso es lo que hacemos con los residuos. Individualizar el pago permitiría establecer incentivos a la recogida selectiva y a la prevención de residuos, es decir, a su no generación. Si no lo hacemos ya, es simplemente por la falta de un contador.

En diversas ciudades o regiones europeas se ha extendido el sistema de pago por generación, y nos encontramos que en Berna, Milán, Leipzig, Munich, Viena y Dublín, o regiones como la austriaca Estiria, Flandes, valle de Aosta, Treviso, etcétera, funcionan así. Por tanto, el pago por generación no es una utopía, y se ha interiorizado este sistema de pagar en función a lo que tiras. Sin embargo, en el Estado español solo hay algunas experiencias de implantación de sistemas de pago por generación para residuos domésticos y comerciales en un número reducido de Cataluña y de las Islas Baleares, y en el municipio guipuzcoano de Usurbil. En Navarra, hasta la fecha, en ninguno, aunque está previsto realizar algunas experiencias piloto, que quizá sea la mejor forma de empezar.

Para establecer el pago por generación, entre otras cosas, es necesaria la identificación de los usuarios, y ello puede ayudar a conseguir un grado elevado de separación en origen y disminuir los niveles de generación de residuos. Un sistema de identificación de usuarios está basado en mecanismos mediante los cuales el usuario del servicio de recogida de basuras es identificado y su generación de residuos queda registrada. Este sistema puede ser aplicado fácilmente en contextos de baja densidad de población usando un sistema de recogida puerta a puerta, pero también se puede implementar en entornos urbanos de alta densidad donde se utilizan contenedores de uso colectivo, aunque sea más costoso técnicamente y económicamente.

Actualmente hay un amplio repertorio de tecnologías que se pueden utilizar para abrir los contenedores y registrar lo que depositan los vecinos y las vecinas. Desde tarjetas que se usan en muchas localidades para abrir el llamado quinto contenedor (el marrón de materia orgánica para posteriormente producir compost), hasta etiquetas NFC, códigos QR, etcétera. Las etiquetas NFC y los códigos QR son opciones comunes. Estos sistemas requieren de la implementación de un chip NFC o de un adhesivo con código QR. De esta forma, los usuarios se identifican ellos mismos escaneando el chip NFC o el adhesivo QR con su teléfono móvil al hacer entrega de los residuos, y las administraciones municipales adquieren datos de cuándo se utiliza cada contenedor y de cuáles lo hacen.

Normalmente, lo que se suele hacer es que el cobro se haga sobre la fracción resto, cuyos contenedores deberán ser cerrados o, al menos, controlados. De esta forma, si un ciudadano o una ciudadana deposita cada vez menos residuos en el contenedor de la fracción resto, quiere decir que está generando menos basura y fomentando la recogida selectiva para su posterior reciclaje, y se le puede bonificar o premiar con una reducción en la tasa de factura.

Vivimos en una sociedad en la que estamos rodeados de normas que tratan de ordenarla y prevenir conductas antisociales. Por alguna razón que se me escapa se ha decidido que en los residuos esto no funcione así, sino que, en vez de hacer ordenanzas, las instituciones competentes en la materia hacen campañas. Bienvenidas las campañas, pero, ¿alguien se imagina que la DGT solo se basara en campañas y no existiera el código de circulación, el monitoreo y las multas?

A mí me parece que deberían existir algunas normas también en el ámbito de los residuos, en particular la de entregar los residuos selectivamente. Y que ello debería quedar explícitamente recogido en las ordenanzas municipales. Está muy bien que se reconozca el pago por generación, pero es absolutamente necesario que se aplique. De esta forma, hacemos honor a ese principio aceptado a nivel comunitario, estatal y autonómico de que quien contamina, paga.

El autor es experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente