s difícil en unos días en que toda la atención está centrada en un tema tan grave y preocupante como el coronavirus, reclamar la atención sobre cualquier otro tema de índole sanitaria o de otro tipo.

Sin embargo, vamos a pediros un pequeño esfuerzo para leer este artículo hasta el final. Aun ante el grave problema que estamos padeciendo, aunque quizás penséis que hay demasiados "días de", pensad la gran importancia que el tema tiene para las personas afectadas y las que se dedican a su cuidado y ayuda, que, además, ven agravada su situación ante esta pandemia.

Muy probablemente, a nada que lo penséis, os acordaréis de alguna persona que lo sufre, familiar, vecino/a, incluso alguien de la cuadrilla, no necesariamente persona mayor. El parkinson en Navarra afecta a unas 2.000 personas y es un trastorno neurológico crónico, degenerativo e invalidante, que afecta gravemente a la movilidad de las personas. No es solo el más conocido síntoma, el temblor, sino que también produce otros como bloqueos, rigidez, trastornos de la marcha, depresión, estreñimiento, insomnio€, que afectan a la vida normal y que, en muchas ocasiones, requiere la ayuda de otras personas para la realización de actividades de la vida diaria.

En Navarra existe una asociación, Anapar, que presta ayuda a personas afectadas por esta enfermedad. Desde Anapar se intenta ofrecer a estas personas un espacio donde ser entendidas, donde compartir la enfermedad y donde recibir ayuda para sobrellevarla de la mejor manera posible. Hay que tener en cuenta que las personas con parkinson necesitan, además del tratamiento farmacológico, unas terapias de rehabilitación específica, como fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional, apoyo psicológico, etcétera, que no quedan cubiertas por las administraciones públicas, siendo, por tanto, fundamental, la labor de las asociaciones. Y en el caso concreto, la de Anapar, única asociación navarra en esta materia, y, por lo tanto, asociación de referencia en la ayuda a las personas parkinsonianas. Pero hay otro tema que consideramos, si cabe, más importante: el de la socialización de la enfermedad. Una de las consignas de Anapar es la de animar a la gente a no vivir sola su enfermedad. Tenemos tan supervalorada en esta sociedad la idea de normalidad que se tiende a ocultar la misma, y muchas veces, a no salir y a encerrarse en casa. Y eso es lo primero que se dice desde Anapar: no vivas en soledad tu enfermedad. En este sentido, desde Anapar se ofrece también un espacio donde la persona afectada se va a encontrar entendida y querida, con gran número de actividades sociales: coro, danza, yoga, celebración de diversos acontecimientos, etcétera, que generan un gran ambiente entre sus socios y socias, muy valorado por las personas que, por una u otra razón han tenido relación. Y, por encima, de todo, un equipo de trabajadoras y trabajadores increíbles tanto a nivel personal como profesional. En Anapar trabaja un grupo de personas que conoce a la perfección el parkinson, que van a entender a la persona afectada y que van a saber la mejor manera de ayudarla en cada caso. Y de una calidad y calidez humana que todo el mundo que acude a Anapar destaca por encima de todo.

Perdonaréis todas estas alabanzas sobre la labor de nuestra asociación, pero es que tenemos que utilizar estos días y estas oportunidades para dar a conocer nuestra actividad tanto a personas afectadas que no la conozcan como a la gente en general. Normalmente, aprovechando este Día Mundial del Parkinson, organizamos todos los años unas jornadas en las que se programan varias charlas, tanto en Pamplona como en Estella y Tudela, sobre diversos aspectos del parkinson, así como actuaciones sociales: una comida de hermandad, actuación del coro€ También ponemos unas mesas informativas tanto en los centros sanitarios como en diversos puntos de la vía pública donde aprovechamos para dar información sobre Anapar y todas sus actividades y también para realizar una recaudación que nos ayuda a sobrellevar algunos de los gastos. Este año, por desgracia, no va a ser posible realizarlas por las circunstancias por todas conocidas, y hemos tenido que posponer todas las actividades. Intentaremos celebrarlas más adelante, pero hemos querido aprovechar este día para deciros que seguimos aquí, que el parkinson sigue existiendo, que incluso las personas afectadas están sufriendo mucho más esta enfermedad, porque, aparte de ser un grupo de especial riesgo ante la infección por coronavirus, el confinamiento les supone el no poder acudir a sus necesarios tratamientos complementarios de los que hablábamos, lo que implica un grave contratiempo en su calidad de vida.

Desde Anapar se intenta superar esta situación con la atención telefónica, el seguimiento telemático, y programando ejercicios en la Apparkinson, etcétera. Por todo esto que os hemos expuesto, queremos solicitaros un año más vuestra solidaridad. Como habréis podido ver, Anapar es una asociación necesaria, pues cubre tanto unas necesidades sanitarias que la Administración no llega a cubrir como por constituir un espacio de acogida al que invitamos a acudir a todas las personas afectadas que todavía no lo conozcan o al que, por unas u otras razones, todavía no han acudido. Pero, desgraciadamente, a día de hoy una asociación como Anapar no puede mantenerse únicamente con las aportaciones de sus socios y socias y depende de las subvenciones y de las aportaciones voluntarias.

Sabemos que van a venir tiempos difíciles a nivel económico y que va a ser complicado el seguir ofreciendo todos los servicios que se ofrecen, pero os podemos asegurar que por esfuerzo y ganas de toda la gran familia que formamos Anapar no va a quedar. Así que, una vez más os pedimos y agradecemos vuestra ayuda y colaboración en la medida en que cada cual pueda (http://www.anapar.org/anapar/participa/haz-un-donativo/). Y os agradecemos también el haber dedicado vuestro tiempo a leer este pequeño artículo. Entre todos y todas, podemos mucho más de lo que nos imaginamos.

Firman este artículo: Junta directiva de Anapar:Mila Ortín Villeras (presidenta); Concha Navarro Indurain, Pepe Uruñuela Nájera, Maren García Astiz, Maite Arbilla Ezcurra, Clara García Iricíbar y Josu Iturria Ciordia