Nuestra gestión de los residuos continúa siendo inadecuada tras décadas de retrasos en la toma de decisiones. Este terrible año sanitario no nos puede hacer olvidar que la crisis climática sigue avanzando y que sus efectos son mucho más devastadores. Cada bolsa de basura que enterramos sin tratar es una bala contra el clima del planeta, una bala que estará contaminando y emitiendo gases de efecto invernadero los próximos treinta años. Pero en estos últimos meses de 2020, gracias a la ruta seguida en los últimos años, se comienza a despejar el camino a recorrer para revertir la situación en la Comarca de Pamplona/Iruñerria:

Ya tenemos el anteproyecto de la futura Planta de Tratamiento de Residuos, que nos llevará a licitar e iniciar su construcción en 2021. Su carácter es innovador y está incluida en un proyecto de economía circular en el que la energía de los residuos moverá la flota de camiones y parte de la de autobuses, antes de devolver al suelo la materia orgánica en forma de compost. El proyecto ha sido bien acogido por los fondos europeos y aspiramos a una financiación europea importante -y no prevista en un inicio-, para esta inversión de más de 70 millones de euros. Este mismo mes han sido desestimados otros dos recursos contra la planta, sumándose a la amplia nómina de resoluciones judiciales favorables al proceso llevado a cabo.

Otro paso va a ser la implantación masiva de la recogida selectiva de materia orgánica en las zonas urbanas (ya hay más de 4.500 familias compostando en la Comarca, un 62% de la población del área rural). Se ha aprobado recientemente por casi 10 millones de euros el concurso de adjudicación de más de 5.500 cerraduras inteligentes para los contenedores (incluyendo también su mantenimiento y la puesta en marcha de la recogida neumática en las áreas urbanas de Lezkairu, Arrosadia, Entremultivas y Erripagaña) y la necesaria campaña de información. El despliegue comenzará también el otoño que viene y, tal y como hemos comprobado en la prueba piloto de Azpilagaña y Nuevo Artica, esperamos en dos años multiplicar por cuatro la materia orgánica recogida de forma separada, apta para luego hacer compost de alta calidad.

Y, por último, el día 29 se firmó el nuevo convenio con el Valle de Aranguren en relación al vertedero de Góngora. Un convenio que da el tiempo suficiente para permitir a la Mancomunidad centrarse en la nueva gestión de residuos y en estos importantes retos. El convenio abunda en lo que ya todo el mundo debería tener claro: los vertederos son dinosaurios, entes de otros tiempos, lugares a extinguir. Los proyectos legislativos estatales prevén en breve duplicar el canon por depósito en vertedero, que ya hoy nos cuesta 2 millones de euros anuales a la ciudadanía de la Comarca de Pamplona. La Unión Europea ya marca que para el año 2035 solo se podrá verter un 10% de los residuos producidos. Seguramente habrá nuevas restricciones antes.

Debemos avanzar hacia el vertido cero, cada uno desde nuestra responsabilidad: los Gobiernos legislando severamente contra la producción de residuos innecesarios por los fabricantes, la ciudadanía escogiendo bien su consumo, separando y depositando adecuadamente, y las entidades locales recuperando y tratando lo mejor posible los residuos producidos.

Es fácil imaginar que todo este trabajo ha exigido un enorme esfuerzo político, administrativo y técnico, que no ha parado en 2020. Licitaciones y concursos han seguido su curso apurando hasta la línea de lo permitido por la situación covid, ante no pocas exigencias de paralización. Así vamos a seguir, porque creemos que es el último tren para que los residuos de la mitad de la población de Navarra dejen de ser uno de nuestros mayores problemas ambientales.

La solución (recogida selectiva en contenedores + planta local de tratamiento + producción de metano y compost) ha sido escogida cuidadosamente como la más adecuada para una de las zonas con más densidad de población de toda Europa. Se alinea con todas las recomendaciones de la Comisión Europea y va ser puntera en el Estado. Y pública. Seremos cuidadosos con las entidades locales, habrá importantes retornos para ellas. Pero vamos a por ello.

El autor es presidente de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona