unque se va notando cierta mejoría en la actividad económica mundial del colapso ocasionado por la covid-19, es probable que esa recuperación se mantenga por debajo de las tendencias previas a la pandemia durante un período prolongado. La pandemia ha exacerbado los riesgos asociados con una ola de acumulación de deuda a nivel mundial que ha durado una década. Es probable, además, que en el curso de los próximos años se agudice la desaceleración, largamente esperada, del crecimiento potencial. Las principales prioridades incluyen contener la propagación del virus, proporcionar alivio a las poblaciones vulnerables y superar los desafíos relacionados con el proceso de vacunación. Dado que en muchos países la debilidad de la posición fiscal restringe severamente las medidas de apoyo que pueden adoptar los gobiernos, es necesario poner énfasis en reformas ambiciosas para reactivar un crecimiento sólido. Tras el colapso ocasionado por la covid-19 en 2020, se prevé que la actividad económica mundial aumente un 4% en 2021, muy por debajo de las proyecciones previas a la pandemia. Los riesgos de que la situación empeore incluyen la posibilidad de un nuevo resurgimiento del virus, retrasos en la vacunación y tensiones financieras. En las medidas de políticas será necesario lograr un equilibrio entre los riesgos derivados de las grandes cargas de deuda y los ocasionados por un ajuste fiscal prematuro.

El primer riesgo que afronta la recuperación está implícito en la propia solución al problema: las vacunas. Los diferentes ritmos de los distintos países a la hora de inyectar las dosis a sus poblaciones amenaza con agravar una recuperación a distintas velocidades. La Unión Europea, en cuanto a la vacunación, va mucho más lenta que EEUU o el mismo Reino Unido, lo que puede ser un importante lastre a la hora de consolidar el resurgimiento económico.

El ahorro acumulado durante la pandemia tiene la llave para abrir la puerta del consumo, pero aún no está claro cómo reaccionarán las familias a la reapertura de la economía. El exceso de ahorro seguirá estando un 40% por encima de los niveles previos a la crisis durante 2021. En un escenario relativamente optimista, el exceso de ahorro de los hogares debería proporcionar un impulso en el gasto de los consumidores.

Se ha calculado que alrededor de 163.000 millones de euros podrían transformarse en consumo privado en la zona euro, lo que equivale al 30% del exceso de ahorro generado durante el covid-19. La fortaleza de la recuperación dependerá en gran parte de las decisiones de los hogares a la hora de usar estos ahorros. En el caso de España se ha advertido de la posibilidad de que los hogares conviertan este ahorro forzoso en precautorio por el miedo al futuro y ante unas expectativas de mayores impuestos en el futuro para pagar el incremento de la deuda pública. Si el ahorro no se moviliza, la recuperación será más lenta en creación de empleo.

España es el cuarto país desarrollado donde más ha crecido el ahorro familiar durante la pandemia, solo por detrás de EEUU, Reino Unido y Canadá, según Moody's, que cifra el total ahorrado en el mundo en un 6% del PIB mundial. Sin embargo, no todo ese ahorro se convertirá en consumo cuando llegue la recuperación, dado que la mayoría se ha producido entre las rentas más altas, mientras que las más bajas se encuentran en peores condiciones respecto a hace un año, según los expertos. Desde el inicio de la pandemia las familias han tenido que adaptarse a marchas forzadas a la nueva realidad. Este fenómeno ha provocado un desplome histórico en los niveles de consumo, que en España se ha traducido en la mayor tasa de ahorro respecto a la renta mediana disponible de la historia, con un 14,8%, mientras que el volumen de depósitos bancarios de las familias alcanzaron la mayor cifra desde el inicio de los registros estadísticos.

El programa económico de Joe Biden en EEUU (2,3 billones de dólares), el plan de infraestructura de China de 1,5 billones de dólares, y el fondo de la UE, Next Generation EU, de 725.000 millones de euros, contribuirán a respaldar la demanda y crecimiento potencial de la economía mundial. Pero su éxito depende de si los gobiernos pueden canalizar los ahorros excedentes hacia proyectos productivos e impulsar a su vez el sector privado.

El fondo Next Generation EU es un Fondo de Recuperación Europeo que supone una inyección para España de 140.000 millones de euros entre transferencias y préstamos. Esta dotación económica, equivalente al 11% del PIB, servirá para financiar proyectos que vayan en la línea de la transformación digital, la reindustrialización y el pacto verde a favor de energías limpias. De esta forma, la Unión Europea pretende dar un impulso modernizador al país y reavivar los motores de una economía afectada por el virus. De esta cifra, 72.700 millones entregarán a España a modo de transferencias no reembolsables.

Por primera vez en su historia, España tiene la oportunidad de acelerar su desarrollo y apoyar los nuevos ecosistemas de innovación y emprendimiento. El fondo representa una verdadera inyección de dinero para apoyar a las empresas. Pero lo especialmente relevante es que lo hará a través de proyectos de valor estratégico y, por tanto, favoreciendo la transformación de la economía.

El autor es economista