a llegado el inicio de curso y, con él, los quehaceres propios de estas fechas. En mi casa, preparar mochilas, chándal y flautas. Y en UPN, preparar la iniciativa parlamentaria de turno sobre cómo acabar con los libros de texto del Modelo D. Está la apertura de curso de la UN, la de la UPNA y después la rueda de prensa del régimen en estado puro, pidiendo a la autoridad educativa que acabe con el relato manipulado que intoxica a los niños y niñas del Modelo D en Navarra (que, en realidad, se extiende a gran parte de la infancia de toda Euskal Herria, ya que aunque no comparten realidad administrativa ni institucional, sí comparten libro de texto en todos los territorios del país...).

UPN denuncia nuevamente que una realidad incuestionable se impone a su relato, que el pueblo de los vascos (y las vascas) existe, un hecho que dificulta de facto su tarea de impregnar esta tierra a quienes la habitamos de su Verdad. Mientras, PSN dice que va a hacer aquello que no fueron capaces de hacer los gobiernos de UPN... Ejerciendo de portavoz de una otrora parlamentaria del PP en Navarra, el consejero recogía el ruego que en su día aquella hizo, pidiendo auxilio a Iribas para que hiciera lo que no podía hacer, porque de hacerlo, estaría incumpliendo con preceptos democráticos básicos. ¿Alguien se cree que si a UPN le hubiera acompañado el ordenamiento jurídico no hubiera eliminado de las aulas navarras los txanelas de turno? ¿Alguien tiene alguna duda de que si realmente estos libros “malditos” fueran objetivamente ilegales no los hubieran quemado en una pila en plaza pública? Hace mucho tiempo que lo hubieran hecho, de buena gana.

Pero los tiempos de la Santa Inquisición pasaron (aunque sus reminiscencias, vemos a diario, siguen latentes) y no hay técnica, ni técnico que firme un informe que diga que hay que censurar libros que hablan de conceptos absolutamente legales, en tanto que respetuosos con la norma y con la realidad institucional actual de este pueblo y, por cierto, conceptos ampliamente compartidos, asentados en el imaginario, en el ideario que explica quiénes somos, de dónde venimos. Y en ese combatir a Euskal Herria (que para no existir vaya guerra les da...) han ideado formulas variadas a lo largo de los años, todas ellas con un común denominador: castigar a los y las euskaldunes y como método de prevención y ampliación de la medida, también a los y las euskaltzales. Tras, estoy segura, revisarlo a conciencia, los gobiernos de UPN a lo más que llegaron en esta cuestión fue a sacar los libros de texto señalados del programa de gratuidad: es decir, una medida que permitía que esos libros se siguieran utilizando con absoluta normalidad, pero previo pago de las familias del alumnado euskaldun. Castigo.

A la par de la ofensiva anual del equinoccio, su principal pensador, ideólogo vetador de Navarra Suma, el señor Iriarte, nos ilustraba con un largo escrito (artículo) en torno al fracaso del Modelo D en el País Vasco (que no en Euskal Herria). Y sin haberlo leído, lo primero que se me vino a la cabeza fue que no alcanzo a comprender tanta preocupación por unos libros de texto en un Modelo, según ellos, “fracasado”. Una vez leído, concluyo: El relator de Navarra Suma nos invita, en resumidas cuentas, a aceptar que enseñar en una de nuestras lenguas propias es un derroche y que ninguna lengua se aprenderá con garantía si no vives en un ambiente de inmersión en la misma, algo que el relator considera un fracaso. Lo que no dice es si cree que sucede igual cuando la lengua vehicular es el inglés; en Navarra lo es en un gran número de aulas: ¿Considera también esto un derroche? ¿Considera que aprenden la lengua, sin que haya inmersión? ¿O considera que se sacrifica la formación de generaciones enteras? Con sus propios argumentos, podría pensarse que sí.

Y mientras, Esparza Abaurrea (dos apellidos vascos), nos advertía en el Pleno de la Cámara de la intención grosera de los libros de texto de, a través del euskera, avanzar en la construcción nacional. Se le olvida al señor Esparza que es precisamente su relator, el euskaldun Iriarte, el máximo exponente de la falacia de que el euskera te hace nacionalista vasco. Por suerte para el nacionalismo vasco, no es así. Lo que si te hace el euskera es euskaldun (Ez al dakizu euskara dela euskaldun egiten gaituena...), y por ende, no sé si esto lo sabe el señor Iriarte (supongo que sí) y el señor Esparza (supongo que no), también te hace euskal herritarra.

Administrazioan Euskaraz Taldea apuntaba en Twitter de forma concisa y redonda a mi entender una apreciación que zanjaba claramente el absurdo debate de los libros de texto suscitado, una vez más, de forma artificial, apuntando que Euskaltzaindia, Real Academia de la Lengua Vasca, recoge en su norma 139: “Utilícese el nombre Euskal Herria para designar conjuntamente a Álava, Bizkaia, Gipuzkoa, Lapurdi, Navarra (Baja y Alta) y Zuberoa”. Hoy, en el Día Europeo de las Lenguas, aprovecho para reivindicar una vez más esta institución académica oficial que vela por el euskera desde 1918 y la importancia de impulsar desde las instituciones públicas políticas lingüísticas que nos guarden de querencias negacionistas de nuestra propia realidad.

De momento, y por suerte, que no por casualidad, lo que está vigente es la Orden Foral del consejero Mendoza, 82/2016, de 5 de julio, por la que se dejan sin efecto las Órdenes Forales 37/2010, de 4 de marzo, 103/2010, de 18 de junio, 146/2010, de 31 de agosto y 88/2014, de 22 de septiembre. Una orden foral breve, concisa y efectiva, útil como antídoto ante la ofensiva censora.

Para una próxima entrega queda analizar las grandes falacias de algunos de los libros de texto escritos en lengua castellana, lengua en la que, aunque Navarra Suma no lo crea, se falsifica en ocasiones la historia y se atacan identidades, además de otras lindezas que atacan al lenguaje universal de la libertad.

La autora es parlamentaria foral de Geroa Bai y burukide de EAJ-PNV Nafarroa

¿Alguien se cree que si a UPN le hubiera acompañado el ordenamiento jurídico no hubiera eliminado de las aulas navarras los ‘txanelas’ de turno?