l pasado martes cálidos e ilusionantes aires nos llegaban desde el sur. Conocíamos que las organizaciones políticas Izquierda Unida, Podemos, Más País, Verdes Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Alianza Verde ultimaban los detalles para conformar una candidatura unitaria de la izquierda andaluza para las próximas elecciones autonómicas. Buenas noticias por fin tras dos largos y oscuros años de pandemias, de crisis y ahora también de guerras.

A la izquierda española siempre le han sentado bien los aires del sur. Allá por 1984, tras un amplio proceso de reflexión y construcción colectiva, nació Convocatoria por Andalucía, lo que un par de años después, cual soplo de aire nacido en el sur daría surgimiento en el conjunto de nuestro país a Izquierda Unida. Mucho ha llovido desde entones, pero la necesidad de unidad en la izquierda sigue siendo la misma y, por lo tanto, la vocación unitaria que ahora parece rebrotar en Andalucía debe ser la misma.

En el horizonte cercano vislumbramos también las próximas elecciones generales, una importantísima cita electoral a la que la izquierda alternativa debe concurrir con claros objetivos; frenar la ola reaccionaria a la que estamos asistiendo, garantizar a las familias trabajadoras una salida social, justa y equitativa a la crisis sistémica de siempre, además de las coyunturales como es la pandémico-bélica a la que estamos asistiendo y el cambio climático. ¿Difíciles de alcanzar estos objetivos? No, dificilísimos. Pero de vital importancia para la mayoría social trabajadora.

En estos momentos la pluralidad política de la izquierda española contemplamos esperanzadas la propuesta unitaria lanzada por la vicepresidenta segunda del Gobierno de España, Yolanda Díaz, de construir un Frente Amplio. La edificación de este tipo de proyectos sociopolíticos suele ser difícil, compleja e incluso contradictoria. Pero frente a intereses individuales o cortoplacistas, debemos estar a la altura del momento político y anteponer los intereses generales de una ciudadanía sumida en la oscura pesadumbre.

En mayo del próximo año, a caballo entre las elecciones andaluzas y las elecciones generales, encararemos también las elecciones forales y locales. ¿Necesidades y objetivos? Los mismos que ya hemos señalado de forma previa; vocación de unidad y aspiración de garantizar los derechos e intereses de la ciudadanía más precarizada.

Aquí en Navarra, desde hace meses Podemos Ahal Dugu, IUN-NEB y Batzarre, formaciones a las que recientemente se ha sumado un grupo plural y heterogéneo de personas independientes, venimos articulando un proceso de reflexión colectiva que logre articular la más útil herramienta para la izquierda navarra de cara a las próximas elecciones locales y forales. Somos conscientes de que no debemos volver a cometer errores del pasado, y la mejor contribución que podemos hacer para reforzar la izquierda navarra es la de fraguar un sujeto socio-político unitario, plural, diverso, plenamente democrático, con implantación social y vocación transformadora, que logre superar los límites electorales actuales de nuestro espacio político.

Desde el año 2015 la derecha navarra está desalojada del Gobierno de Navarra gracias a los dos acuerdos programáticos que desde la suma heterogénea de distintos actores han logrado edificar mayorías progresistas alternativas al regionalismo neoliberal y conservador. Con sus indudables limitaciones, las dos últimas legislaturas han marcado un antes y un después en nuestra comunidad. Tras demasiado tiempo los intereses del régimen navarro dejaron de primar en la acción del Gobierno, para abrir una nueva etapa de cambio más social y más plural. Aquel cambio sigue siendo hoy necesario, su oscura alternativa la conocemos demasiado bien, y desde las izquierdas debemos apostar por radicalizarlo y profundizarlo. Para ello, para esa radicalización y profundización nuestro espacio debe contar con un mayor peso que le permita confrontar con las tesis más centristas del propio cambio.

Tanto en Navarra y sus municipios, pero también en Andalucía como primera prueba de fuego, como en el resto de las autonomías y municipios, y por supuesto también de cara a las próximas elecciones generales, la diversidad de la izquierda española tenemos que dotarnos de una agenda común y unitaria que fragüe un Frente Amplio de vocación contra-hegemónica. La presencia de Unidas Podemos en el Gobierno del Estado ha sido determinante para la implementación de las políticas socialmente más avanzadas, pero solo con ello no es suficiente. Los límites y contradicciones de un gobierno de coalición son públicos y notorios, y por ello apostamos por la unidad como mejor fórmula con la que lograr revertir la correlación de fuerzas.

En definitiva, ante el ciclo electoral que comienza con las próximas elecciones andaluzas y que terminará con las elecciones generales, las distintas izquierdas debemos implicarnos en la generación de una ola ilusionante, optimista y unitaria que logre desbordar desde la izquierda el conjunto de los espacios políticos de nuestro país. De nuevo en esta ocasión, parece que los aires que nos llegan desde el sur soplan a nuestro favor.

Los autores son coordinador general y secretaria de Organización de IUN-NEB respectivamente