El fenómeno migratorio ocupa la atención de los medios de comunicación y es objeto de debate político tanto para presentar cifras relativas a las personas migrantes como para influir en la sociedad acerca de la conveniencia o no de su aceptación. Por tanto, la opinión pública fluctúa entre el respeto a las personas que se ven obligadas a dejar su país para intentar una vida digna en otro lugar de destino y la banalización del hecho con el consiguiente desprecio de los que llegan a nuestras tierras.

Al objeto de aportar datos para una reflexión serena y comprender a las personas migrantes poniéndonos en su lugar desde el punto de vista emocional, el pasado día 26 de enero se presentó en el Condestable el libro Con la vida a cuestas, un retrato personal de algunos de los movimientos migratorios vividos en Navarra a lo largo de los últimos ochenta años. La publicación se hace con el objetivo de visualizar la experiencia migratoria desde el punto de vista de la persona migrante, toda vez que, según una investigación, más del 80 por 100 de las noticias que generan los medios de comunicación sobre migraciones lo hacen sin contar con la persona migrante como fuente. Por este motivo, nuestro trabajo se enfocó en dar voz a las personas migrantes para que expresaran su propia experiencia desde el lado emocional. El libro recoge, a través de 42 entrevistas, los testimonios vitales de personas migrantes y actores clave con responsabilidad en el diseño y aplicación de las políticas migratorias en Navarra.

Tras un capítulo introductorio donde se ofrecen algunas grandes cifras referentes a los movimientos migratorios en el ámbito mundial, nacional y provincial, los cuatro capítulos siguientes recogen cuatro movimientos migratorios diferentes vividos en nuestra comunidad. En primer lugar, el trabajo recoge las voces de aquellas personas que, procedentes del Sur peninsular, fundamentalmente de Andalucía y Extremadura, pero también de las dos Castillas, vinieron a nuestra comunidad en los años sesenta y setenta del pasado siglo. Con su trabajo contribuyeron al desarrollo económico de Navarra en unos momentos en los que se necesitaba mano de obra para atender las demandas de la reciente industrialización. En segundo lugar, el libro recoge la mirada emocional de las personas migrantes del siglo XXI al describir su periplo migratorio. Por la magnitud de las cifras –son más de 106.000 los extranjeros que residen en Navarra– y la actualidad del fenómeno, es el capítulo de mayor extensión. En tercer lugar, se recoge el testimonio de aquellos navarros y navarras que a lo largo de los dos primeros tercios del siglo pasado salieron a trabajar, bien a América (del Norte y del Sur), bien a países europeos, sobre todo Francia y Alemania y que, cumplidas o no sus expectativas, pasados unos años tomaron la decisión de volver. Son los retornados, cuyo emocionado testimonio da cuenta de un tiempo y estilo de trabajo propio de otra época. Finalmente, en cuarto lugar, el libro recoge las voces de una nueva figura de migrante constituida por esos jóvenes graduados universitarios, de clases medias y altamente cualificados, que trabajan fuera de Navarra, bien porque la oferta económica que les ofrece la empresa navarra no les satisface, bien porque la industria navarra se muestra incapaz de emplear de manera satisfactoria a unas personas con altas cualificaciones. Tanto unos como otros representan talento que algún día habrá que recuperar.

Las líneas que vienen a continuación ofrecen una breve semblanza de algunos de los sentimientos expresados por las personas migrantes, invitando a una lectura más pausada del libro para un mayor conocimiento. Hemos constatado, en primer lugar, que en la mayor parte de los movimientos migratorios, las personas que se ven obligadas a dejar su lugar de residencia lo hacen por motivos económicos. Esto parece una obviedad; sin embargo, creemos en la importancia de subrayar este factor causal que, dicho de otra manera, sin eufemismos, podríamos denominar pobreza.

La pobreza como motor de búsqueda de alternativas de vida para las propias personas migrantes como para sus hijos, los habidos y los proyectados, sigue siendo un factor causante de crisis emocionales sobre las que, como sociedad, conviene que reflexionemos.

El miedo, sobre todo a lo desconocido, a pesar de que, en algunos casos, la persona que se desplaza tenga conocimiento aproximado del país o lugar de destino. Miedos diversos o inseguridades varias que generan precipitación para emprender el viaje o falta de previsión una vez decidido. Alimenta el temor, en muchas situaciones, una información falsa e interesada sobre las expectativas de bienestar que les esperan en el lugar de destino. Miedo acompañado de soledad, antesala de la tristeza

La tristeza y el desamparo que acompañan a las personas que se ven obligadas, además, a dejar a hijos y familiares en el país de origen sin una previsión clara del reagrupamiento familiar. Tristeza y desamparo evidentes ante el abandono de lo propio sin apenas control del lugar ajeno.

La frustración, propia de quien constata que las expectativas con las que inició un viaje, en muchos casos arriesgando su vida, se encuentra con que la realidad a la que llegan les niega el trabajo, la vivienda y la residencia.

Además de estas emociones que podríamos elaborar detenidamente, hemos constatado el agradecimiento de personas migrantes a quienes les han facilitado en nuestra tierra un lugar de empadronamiento y un espacio donde vivir mientras no dispongan de los recursos para una vida autónoma y digna. En este aspecto, el trabajo de las ONG es encomiable.

El libro dedica un extenso epígrafe a la mujer migrante, al objeto de visibilizar el rostro complejo de la pobreza y del sufrimiento del género femenino. En su doble condición de mujer y madre, la mujer sufre, además de la pobreza endémica, diferentes tipos de agresiones a los derechos humanos más elementales.

No se puede amar lo que no se conoce. En Navarra residen más de 100.000 personas que han nacido fuera de nuestra comunidad. Estamos llamados a conocernos, los que llegan y los que estamos, para hacer de nuestra tierra un lugar de convivencia intercultural enriquecedora. Como subraya el documento sobre la Estrategia de Convivencia Intercultural de Navarra, (2021-2026), esta interculturalidad deberá estar presidida por el respeto, el reconocimiento del otro, la comunicación efectiva y la colaboración para el bien común, abordándose de forma pacífica los problemas, tensiones y conflictos.

*Firman el artículo los autores del libro, que se puede adquirir en el Servicio de Publicaciones del Gobierno de Navarra)