Soy vuestro Planeta Tierra que algunos me conocen también como Pachamama, la diosa adorada por los pueblos andinos, o Gaia, y quiero dirigirme a vosotros como vuestra madre que soy, para que sepáis lo que pienso sobre las celebraciones navideñas y sus repercusiones ambientales y sociales que conllevan.

Durante la festividad de la Navidad, que coincide con el solsticio de invierno, por todo el mundo se celebran las fiestas con diferentes ritos y costumbres según las razas, zonas y las tradiciones religiosas. Por lo que parece, para vosotros son las fiestas más entrañables del año, especialmente para los niños, donde las familias os reunís para disfrutar de la festividad y recordar a los miembros de la familia ausentes. La alegría y la diversión están en la calle y es algo generalizado el deseo de feliz Navidad que todo el mundo se intercambia aunque apenas se conozcan.

¿Pero qué es lo que deberíais celebrar? En principio y por ahora el que estéis vivos, disfrutáis más o menos de salud y cierta estabilidad económica. De todo esto sin duda lo más importante es tener una vida saludable, porque sin salud lo demás no cuenta. Sabed que en el futuro, de seguir como hasta ahora, aumentarán las enfermedades y pandemias como el covid 19, que ya habéis olvidado. Aunque intuís todo esto, muchas veces se os olvida y dedicáis en vuestra vida más dinero, tiempo y energía a otras cuestiones de menor importancia.

Quisiera recordaros que la celebración de la Navidad, especialmente en Occidente, acarrea un gran derroche y despilfarro de materias y energía que daña mi integridad como madre y vuestra sostenibilidad. En estas fiestas parece que la celebración navideña no es total si no consumís millones de kw de electricidad y si no producís millones de toneladas de residuos que ensucian las ciudades y entornos, contaminan los mares y océanos y degradan los ecosistemas. Por desgracia, habéis convertido una celebración humilde, como fue el nacimiento en Belén, en la fiesta del derroche y desmadre.

Por si no lo sabéis os lo recuerdo como madre vuestra, que la situación ambiental en que me encuentro como Planeta Tierra es muy peligrosa para vuestros intereses. El cambio climático producido principalmente durante más de doscientos años de civilización industrial, con el crecimiento ininterrumpido como principal paradigma y valor social, ha disparado las emisiones de gases de efecto invernadero, que siguen aumentando. Y si seguís así, que no tengo duda de que seguiréis, entre otros males cada año aumentarán las temperaturas, haciendo de los núcleos urbanos lugares donde la vida que conocéis hasta ahora no será posible.

No quisiera alarmaros en estas fechas navideñas, pero tampoco debo callarme por si todavía queda en vuestros corazones un mínimo de conciencia como sociedad, que ayude a no ampliar el daño que me estáis haciendo y que está revirtiendo en vosotros mismos. Me encuentro muy débil y al paso que vamos ya no podré seguir suministrándoos alimentos y otros bienes como lo he venido haciendo durante siglos.

Pensad en los millones de toneladas de agrotóxicos que anualmente me contaminan con la producción agrícola y ganadera industrializada. Pensad también en los fitosanitarios que se utilizan en los cultivos y que luego llegan a nuestras mesas. Pensad en la emergencia climática y la dramática pérdida de biodiversidad que ya es calificada como la sexta extinción masiva de especies… Por último, pensad en la responsabilidad que tenéis como especie del futuro de vuestros hijos y nietos y sabed que, de seguir así, las futuras generaciones no podrán disfrutar de lo que vosotros habéis tenido y vivido. Sabed también que os enfrentáis a un reto ambiental de dimensiones colosales y que el decrecimiento es algo a lo que tendréis que acostumbraros, Si o sí, ya que las materias primas y la producción de combustibles fósiles baratos se está acabando. Dudo mucho de que las energías renovables puedan cubrir la creciente demanda energética.

Con todo, por ser vuestra madre Tierra y os quiero, os deseo de todo corazón unas fiestas navideñas fraternales, sostenibles y sin la voracidad consumista que os caracteriza. No solo por mi bien sino por el vuestro, ya que yo me recuperaré con el paso de los siglos y puedo sobrevivir perfectamente sin vosotros.

*El autor es miembro del Consejo Navarro de Medio Ambiente