Colapso en las autovías, lo que enfrentamos cada día

Como vecina de Zizur Mayor y usuaria diaria de la A-15 en el tramo comprendido entre la salida de Zizur y la dirección Noáin, en ambos sentidos, quiero expresar mi profunda preocupación por la situación actual de esta vía, que cada día afecta a miles de personas que la utilizamos para acudir a nuestros trabajos, estudios o responsabilidades cotidianas. Lo que hace años era un punto delicado se ha convertido hoy en un auténtico embudo diario, y la realidad demuestra que esta infraestructura lleva demasiado tiempo al límite.

El accidente de ayer en la incorporación de Esquíroz es el último ejemplo de lo que quienes vivimos aquí llevamos denunciando desde hace años: carriles de aceleración y deceleración irrisorios, retenciones que se generan por pura falta de espacio y colas que invaden la autovía, obligando a frenar súbitamente a vehículos que circulan a 120 km/h. No es exagerado decir que entramos y salimos de la A-15 con el corazón en un puño. No podemos olvidar que ya ha habido accidentes graves y víctimas mortales en esta zona; una realidad que debería ser inasumible para cualquier administración.

Conviene recordar además que hace más de veinte años Zizur Mayor quedó literalmente dividido en dos por la A-12. Lo que en su día se presentó como una mejora de movilidad acabó partiendo nuestro municipio por la mitad, dificultando los desplazamientos internos y dejando a muchas familias más aisladas de servicios esenciales. Y, en lugar de corregir esa fractura, las decisiones recientes nos ponen en peor situación.

El Ayuntamiento de Pamplona ha cerrado la carretera de la Universidad y la ha dejado en sentido único, una medida adoptada sin tener en cuenta cómo afecta a Barañáin, Zizur Mayor o la Cendea de Zizur. El resultado es un aumento del tráfico en accesos ya saturados y ha complicado significativamente los accesos a Pamplona desde nuestro municipio y alrededores. Quienes vivimos aquí nos encontramos con menos alternativas, más atascos y más inseguridad.

Por si fuera poco, el Gobierno de Navarra avanza con el proyecto del Tren de Alta Velocidad, cuya implantación está prevista precisamente en el corredor que une Zizur con Pamplona. Nos enfrentamos a una obra de enorme complejidad circulatoria, estructural y logística que, lejos de mejorar la situación, amenaza con colapsar todavía más un entorno ya muy crítico. Aunque ha habido reuniones entre administraciones para tratar este proyecto, la ciudadanía carece de información clara sobre cómo se gestionarán los desvíos, los accesos o la movilidad cuando este proyecto sea ya una realidad. Mientras tanto, seguimos afrontando una situación crítica en la A-15, con retenciones, riesgos y accidentes que no pueden esperar.

Lo más preocupante es la evidente falta de coordinación entre administraciones. Zizur Mayor intenta paliar como puede los problemas dentro de sus competencias; Pamplona toma decisiones que repercuten directamente en municipios vecinos sin planificación conjunta; y el Gobierno de Navarra, responsable de la A-15, sigue sin ofrecer una solución clara, urgente y compartida mientras ocurre todo esto. Esta desconexión institucional está agravando una situación que hace tiempo dejó de ser sostenible.

Quienes circulamos diariamente por este tramo sentimos que la respuesta llega siempre tarde y que las soluciones se posponen mientras los problemas aumentan. No pedimos milagros: pedimos responsabilidad, seriedad e información. Pedimos que se actúe antes de que la lista de accidentes siga creciendo. Que se amplíen los accesos, que se mejoren y aumenten los carriles, que exista una verdadera planificación y que, por una vez, se escuche a quienes sufrimos el problema todos los días.

Toda la comarca merece infraestructuras seguras y decisiones coordinadas. Ha llegado el momento de dejar de mirar hacia otro lado y comenzar a resolver, de verdad, una situación que llevamos mucho tiempo padeciendo.

La autora es vecina de Zizur Mayor