¿Quiénes fueron víctimas en el franquismo?
Estamos asistiendo en diversos países del mundo, cuyos gobiernos democráticos fueron violentados por prácticas genocidas fascistas, como Chile, Argentina, Alemania,… a diferentes formas de procesar la memoria de los hechos acaecidos y de la percepción de sus víctimas. Esto está ocurriendo también en Navarra.
En estos países, llegado el momento de abrir memoriales sobre los genocidios desde las instituciones con el objetivo de mostrar la verdad de lo ocurrido a la sociedad, se manifiestan actitudes diferentes e incluso controvertidas entre las víctimas.
El objetivo de los genocidios practicados mediante golpes de estado contra los sistemas democráticos es acabar con los derechos universales de las personas que se tratan de implementar en esas democracias, y para ello era preciso practicar la violencia extrema. Como decía Mola: “se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego, serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas, sembrar el terror (...), hay que dejar la sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros”. Mola se refiere lógicamente a los que no piensen como ellos en relación a los derechos universales de las personas. El objetivo es el de matar o represaliar de diferentes maneras a quienes se destacaron en la defensa de esos derechos, para así someter al conjunto de la sociedad a través del terror.
Derechos como vivir en una sociedad libre de fundamentalismos, primar los servicios públicos sobre los privados, una educación pública y laica, una sanidad universal, derechos laborales, derecho a la igualdad de género, derecho al plurilingüismo, a la diversidad sexual, derecho al aborto, a la libertad de expresión, asociación y al voto, derecho a la vivienda … en definitiva, el derecho a la salud física, emocional e intelectual.
El sufrimiento de las víctimas más significativas es la consecuencia más grave de la vulneración de los derechos universales padecidos por una sociedad sometida en su conjunto, y debe ser reconocido, pero siempre poniendo por delante su condición de personas referentes en la lucha por los derechos de la sociedad.
En el caso del monumento a los Caídos de Pamplona, un edificio votivo ideado para que la sociedad hiciera voto de lealtad al nacionalcatolicismo, nos encontramos con esta leyenda en su fachada: Navarra a sus muertos en la Cruzada. Aquí vemos cómo los victimarios valoran a sus mártires (bastantes de ellos fueron “voluntarios forzosos”), no por su sufrimiento sino por su implicación en los objetivos de su Cruzada.
Los mártires y las víctimas fueron el medio para conseguir el objetivo. En un caso para eliminar los derechos universales, en el otro para defenderlos.
Desde el colectivo Caídos Irauli, a través de nuestro libro Ni derribo ni resignificación, el monumento a los Caídos como herramienta contra los fascismos, pretendemos poner en el centro del relato la vulneración de los derechos universales que tanto en el 1936 como ahora vuelve a estar en el punto de mira de los nuevos fascismos.
Nuestro objetivo es relatar lo que sucedió en el franquismo desde un pensamiento crítico, teniendo en cuenta el sufrimiento, pero promoviendo la reflexión en una sociedad que en su inmensa mayoría desconoce lo que éste hizo, y por qué lo hizo. Ante la emergencia de las actitudes fascistas, como la de “quien pueda hacer que haga” de José María Aznar, creemos que la sociedad debe ser alertada de una posible repetición.
El monumento a los Caídos es una pieza material e ideológica de primer orden del sistema de sometimiento franquista. Pretendemos convertir su intención apologista en denuncia de sus crímenes, de hecho, el monumento ya fue cerrado por los propios franquistas al fracasar su intención de imponerlo ideológicamente a la sociedad. Ahora se trata de reforzar esa decadencia ideológica con la denuncia contundente de una sociedad que no quiere que aquellos hechos se repitan. Para lo cual hay que desarrollar la conciencia en la sociedad sobre las causas y las consecuencias del golpe de estado franquista.
Los lugares de apología complementan los lugares de victimización, como fosas, cárceles, campos de concentración, exilio, …. ya que nos muestra el lugar y el modo en que los victimarios justifican sus atrocidades. Nos interesa que la sociedad entienda críticamente la justificación que utilizaron y utilizan los fascistas, además del sufrimiento que provocan. Solo así podremos trasladar críticamente al conjunto de la sociedad las ideas fascistas, combatiendo su seducción salvadora.
Sin la presencia cotidiana de sus símbolos se pierde la huella de los actuales poderes fácticos franquistas. Su eliminación no pedagógica ayuda a invisibilizar esos poderes fácticos. Los símbolos fascistas no son el problema, el problema es que la sociedad no sepa cuáles son las causas y consecuencias de la ideología que representan. Si la sociedad en su conjunto tuviese conciencia crítica de lo que representan, significaría que ya no hay peligro de involución al fascismo y entonces esos símbolos los veríamos con sufrimiento pero sin desasosiego. Y es que el sufrimiento es el motor de la memoria, sin él no existiría memoria del sometimiento.
Desde el Colectivo Caídos Irauli no aceptamos la resignificación del edificio en los términos de “falsa resignificación”, como convertirlo en una sala de exposiciones. Tampoco promovemos la resignificación ideológica, aunque la respetamos, ya que carece de valor pedagógico. La resignificación ideológica de un edificio consiste en cambiar su uso ideológico por el uso ideológico contrario, como es el caso del edificio del Sindicato Vertical Franquista de Pamplona convertido en sede de los sindicatos CCOO y UGT.
Nuestro colectivo propone construir un Memorial que denuncie a los fascismos y se levante a favor de los derechos humanos universales, en el mismo lugar donde quisieron significar su supresión a través de una Cruzada. El lamentable olvido que hemos padecido debe ser contrarrestado con la denuncia, y para hacer denuncias hacen falta pruebas, no solo de las consecuencias sino también de las causas e intenciones que las motivaron. Por ello el memorial antifascista debe contener en su interior la prueba fundamental, la imposición de una cruzada en forma de nacionalcatolicismo que se manifiesta en la ideología que emana de la actual materialización del monumento a los Caídos de Pamplona.
Un museo-memorial antifascista en Pamplona para que la sociedad abra su reflexión, sus sentidos y sentimientos ante estos hechos todavía sin la justicia ni reparación debida; en red con otros museos memoriales antifascistas del mundo, en donde se relate el sufrimiento de las víctimas y las causas que les llevaron a serlo. Un memorial que ponga en relación el pasado lejano, el menos lejano, el presente y el futuro de la lucha contra el fascismo.
El autor es miembro de Caídos Irauli