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Otro milagro de Osasuna

ANGUSTIOSA PERMANENCIA EN SEGUNDA | Osasuna, que entró sin tensión en un partido vital y tuvo un 2-0 en contra para los dieciséis minutos, evita el descenso a Segunda División B con un gol de Javi Flaño en el minuto 90, cuando todo parecía ya perdido

Otro milagro de Osasuna

pamplona - En el penúltimo latido del último partido de Liga, Osasuna evitó el descenso a la Segunda B. Tan sencillo de contar como terrible de sufrir, así fue la guinda con la que este equipo se despidió de un curso horrible, en el que ha tonteado más de la cuenta con su propia supervivencia en un disparatado e incomprensible juego de ruleta rusa. Notando el vértigo del segundo descenso consecutivo, con todo el mundo desesperado -grada, palco, césped, tele-, con el corazón a mil, Javi Flaño firmó en el minuto 90 un cabezazo para la historia de este club, poniendo fin a esta pesadilla de temporada, que ha sido un suplicio hasta el descuento del último partido.

No debería haber mucho que celebrar hoy pero, tal y como se fue desarrollando el encuentro ante el Sabadell -confundidos y sacrificados los rojillos para los dieciséis minutos (2-0), hundidos por la mala influencia del marcador del Racing en Albacete (0-1)-, cómo se ha ido ventilando la temporada y oteando el negro futuro que se venía encima, la salvación en el último momento le da permiso al osasunismo para dar unas cuantas volteretas de alegría al haber evitado la caída a Segunda B, lo que hubiese supuesto el desmoronamiento definitivo de la entidad y la previsible liquidación del club. Echando la vista atrás, rememorando que se venía de otro batacazo institucional tras caer de la Primera División, no cabe otra conclusión sino reconocer que se han ido haciendo las cosas rematadamente mal -por parte de los que están y otros que se han ido- y que, como consecuencia, esta crisis galopante ha estado a punto de arrasar con casi todo. Con la afición, no.

Osasuna consiguió la salvación en otro encuentro dramático en exceso, en el que sobró tanta emoción, tanto terror, tanto agobio, tanta impotencia. En el que el equipo reeditó esa imagen de conjunto poco sólido, con una ausencia de tensión tan elevada en el momento de comparecer en el partido que estuvo a punto de mandar al traste el futuro de este club. El tormento a que fue sometida la afición en la Nova Creu Alta -los de allí por su presencia in situ con el dolor que no modera el directo, pero similar a los que se quedaron aquí- fue recompensado en parte con la explosión de júbilo que supuso el gol de Javi Flaño y la certificación entonces de esta permanencia, eso sí, con demasiado suspense. Un fogonazo que reconforta al aficionado, una hinchada que ha vuelto a estar muy por encima de equipo y directiva, que impone el valor sentimental y la abnegación por los colores sobre otras cuestiones, incluso de un espíritu crítico más combativo y de la necesidad de ir calibrando que debe haber un cambio del modelo de club para que algunas cosas -decisiones- se hagan mejor.

El equipo de Martín, un entrenador que ha cumplido con su misión y ha demostrado ser un buen reanimador, un acertado remedio de urgencia, vivió en Sabadell un encuentro imposible, ingobernable, nada que ver con el criterio y carácter que debía imponerse por parte de quien tiene más necesidad, toda la necesidad. En una campaña incomprensible, con muchas cuestiones para analizar y descifrar, deberá apuntarse entre los misterios por resolver el comienzo del partido de ayer. Porque aún los rojillos fueron capaces de darle una vuelta más a la rosca del desconcierto y ofrecieron un inicio impensable, sometidos por un rival que no se jugaba nada, con unas lagunas defensivas tremendas y una actitud lánguida, casi suicida. Si Osasuna había preparado el partido a lo largo de la semana de algún modo combativo, se le había olvidado. La lesión de Vujadinovic, sinónimo de contundencia y de solidez, le obligó a Martín a tomar decisiones por las bravas porque con un 2-0 brillando en el marcador, el Racing ganando en Albacete y poniendo a los rojillos en el abismo, y un empuje en la grada de la Nova Creu Alta como si de El Sadar se tratara, la apuesta por el ataque iba a quedar más que razonada. Cedrick salió al campo y el ímpetu de Osasuna se mostró por el carril del africano. Osasuna, tan enrabietado como previsible, comenzó a toparse entonces con el portero local, De Navas, que fue sacando manos por todas partes y liquidando los intentos de reacción.

Osasuna retomó el partido tras el descanso por la misma senda, apretando por las bandas, pero reconocible en sus acciones sobre el área y la estadística que fue engordando -casi una veintena de córners, más de sesenta centros sobre área al final, una auténtica barbaridad en números absolutos- reflejaba la vacía capacidad de los rojillos para hincarle el diente a un rival parapetado, muy feliz.

A los rojillos se les encendió la luz de la esperanza cuando David García cazó de cabeza por fin el balón en un córner. Para entonces, Riesgo, monumental, había sostenido a los suyos luciéndose en las contadas apariciones que hizo el Sabadell por su área. A contrarreloj jugó Osasuna los minutos finales, con los locales replegados hasta la exageración y los hombres de Martín acumulando argumentos en forma de ofensiva aérea total. El tiempo señalaba el minuto 90 de partido -quedaba después un descuento eterno, hinchado por la invasión de campo y sus consecuencias- cuando Javi Flaño tocó la justo con la cabeza para en el enésimo córner salvar a los suyos, al club. Milagro.

SabadellOsasuna

5Tiros a puerta9

1Tiros fuera5

3Ocasiones de gol7

16Faltas cometidas7

9Balones al área66

2Córners19

2Fueras de juego0

37%Posesión63%

27Intervenciones del portero6