- El Chimy Ávila habló para Movistar Fútbol en la previa del partido ante el Huesca, un partido muy importante para el argentino, que jugó dos años en el conjunto oscense antes de recalar en Osasuna. El Chimy aseguró que es un partido que no le gustaría jugar: "Me gustaría ser el árbitro, porque no quisiera hacer gol en ninguno de los dos lugares". Aun así, el Chimy dice que le duele "mucho" perderse el partido. "Me va a doler más que las dos roturas de cruzado", decía antes de que se disputase el encuentro. Siempre digo que Huesca es el amor de madre y Osasuna el amor de un hijo, de una novia, como lo quieras llamar. En Huesca me enseñaron a no rendirme, por eso estoy acá. Estuve en el primer ascenso del Huesca, y eso es historia", manifiesta el Chimy Ávila.

El ariete rojillo, que se perderá casi con total seguridad toda la temporada debido a su nueva lesión de ligamento cruzado anterior, aseguró que recuerda "las caras de los compañeros, del cuerpo técnico" y de su familia al decirles que se había vuelto a romper, pero también se muestra convencido de que cuando vuelva no perderá su "esencia". "Son baches que hay que superar, pero tenía claro que cuando volviera iba a mantener mi esencia, y tengo claro de que va a seguir siendo así", asegura el Chimy Ávila.

El argentino afirma que tiene una deuda con Osasuna y su afición, a los que les "debe mucho" después de la acogida que le dieron al llegar a Pamplona. "Les he regalado muy poco para lo mucho que me han dado", dice el Chimy, que asegura que se siente un navarro más. "Me siento un navarro más, porque aquí desde el principio toda la gente no ha tenido una crítica, siempre es positiva y ayuda".

También destaca como muy importante el momento en el que El Sadar corea su nombre, algo que ya sirvió a Braulio Vázquez y a Jagoba Arrasate para convencer al argentino de recalar en Pamplona para jugar en Osasuna. "Entrar en El Sadar y que todos coreen tu nombre no tiene precio", sentencia el argentino.