as elecciones a compromisario del pasado domingo dejan muchas lecturas en el mundo osasunista y ninguna positiva. Aquí van cinco de ellas.

La primera es que, después de una semana en la que se había denunciado la campaña para controlar la asamblea a través del voto por correo, la masa social rojilla no se ha movilizado apenas. Eso ha permitido que quienes habían maniobrado (legal, pero no estéticamente) para conseguir una amplia mayoría lo lograran. Pero también ha permitido destapar la venda de quienes no se creían lo que estaba ocurriendo.

La segunda, y era algo que ya se barruntaba hace tiempo, la nula capacidad de crítica que soportan los órganos que rigen el club (no solo la junta). Pensar que la anterior asamblea estaba en contra de sus miembros por el simple hecho de no aprobar unas cuentas o la recompra del estadio es excesivamente simplista. Tanto como que, si la asamblea hubiese sido condescendiente y todo hubiera "sí", no sé cómo habrían afrontado la "necesaria y vital" reforma de El Sadar.

"¿Sólo pueden hacer campaña los que no quieren que esta junta esté?". La tercera es esto que dijo Sabalza en la recogida de la Medalla del Parlamento de Navarra. Pero, ¿cuántas voces habían pedido la salida de Sabalza? Confundir crítica con "no quieren que siga esta junta" es un error tremendo y genera división. La crítica constructiva es necesaria para la mejoría de cualquier entidad y eliminarla como se ha hecho deja fuera del órgano soberano a gente muy válida por el simple hecho de tener opinión propia. Además, Sabalza y su junta han dilapidado así un porcentaje importante de la confianza que se habían ganado.

La cuarta es la confección de la asamblea. ¿Hasta que punto es sano que una junta directiva sea controlada por personas/entidades que tienen vínculos económicos con ella? De primeras, confianza no da. Por suerte, no toda la asamblea estaba dentro de las listas.

Vista la reacción de algunos elegidos, y esta es la quinta lectura, parece que en algunos millares se han recabado votos para que entren unos más o menos desconocidos para la junta y, sobre todo, no entren otros (los críticos) a los que conocían bien. Ahora mismo la esperanza de Osasuna pasa porque estos ejerzan un control crítico, aunque sean minoría. Lo que está en juego es el futuro de Osasuna, no que siga o no Sabalza. Hay mucho más.