- Tras disfrutar de tres días de descanso, los jugadores de la primera plantilla de Osasuna regresaron ayer al trabajo en Tajonar ante la atenta mirada de casi dos centenares de aficionados (el club abrió las puertas de sus instalaciones al público año y medio después de echar la persiana por culpa de la pandemia de covid-19). De esta forma inició el equipo de Jagoba Arrasate la semana del retorno a la competición, con una sesión en la que Budimir, Aridane y Ramalho continuaron ejercitándose al margen de sus compañeros para reponerse de sus diferentes problemas físicos y con el objetivo de llegar a tiempo para el próximo compromiso oficial de los rojillos, que el próximo domingo visitan al Villarreal en La Cerámica (el partido comienza a las 18.30 horas) después del parón de la Liga durante el pasado fin de semana por la disputa de partidos internacionales de selecciones.

La sesión de ayer, según especificó el club en su página de Internet, constó de una activación, técnica, posesiones y fútbol. Y como protagonistas de las buenas noticias se situaron Kike Barja y Rubén García, que trabajaron al mismo ritmo que el resto de sus compañeros, después de que el canterano se perdiera el amistoso del pasado viernes contra el Alavés por no encontrarse con buenas sensaciones tras recuperarse la fascitis plantar que le tiene en el dique seco desde hace casi dos meses y de que el centrocampista valenciano se ejercitara por su cuenta durante las sesiones de la semana anterior.

A la espera de la evolución de Budimir, Aridane y Ramalho, Jagoba Arrasate seguirá trabajando con los jugadores que tiene disponibles para preparar el choque del próximo domingo, un duelo en el que Osasuna, quinto en la clasificación con 14 puntos, rendirá visita a un Villarreal al que aventaja en tres, aunque el cuadro castellonense tiene un partido menos que el navarro.