uando concluyó el partido con el Rayo Vallecano, en plena celebración por volver a ganar de nuevo ante la afición, hubo unos instantes de soledad de Chimy Ávila en medio del estruendo. Mientras la mayoría de compañeros hacían piña, el delantero estaba anclado al césped, contenido, en plena digestión del impacto que le había provocado que quienes le daban tratamiento de héroe le señalaran ahora como villano. El 9 con la camiseta roja parecía ajeno al festejo que ocurría a su alrededor y tampoco se vieron, en ese momento, gestos de arropamiento hacia él. Los pitos que recibió de una parte de la afición por su desliz con la camiseta de Abascal, el líder de Vox, pesaban en el ambiente más que las manifestaciones de apoyo del resto de la grada. Cuentan que la pasada semana responsables del club trataron de aplacar esas muestras de repulsa en una cita con aficionados críticos. Las gestiones perseguían hacer borrón y cuenta nueva en beneficio de un equipo que va como un tiro. Al mismo tiempo, el futbolista volvía a llamar la atención en redes sociales colgando contenidos que posteriormente borró. No eran temas de política pero los caza gazapos estuvieron atentos. Hablar de Chimy, por una cosa o por otra, ha sido una constante en los últimos siete días. El sábado, un periodista contaba en una emisora de Madrid que el delantero había iniciado los trámites para su nacionalización. Otras fuente apuntaban que el jugador podía dejar Pamplona en el mercado invernal si su rendimiento no mejoraba. Así de agitadas estaban las aguas cuando el fútbol quiso que el incansable Kike García saliera contusionado en una disputa con Pedraza. El destino y el balón son caprichosos.

Arrasate, que había demorado los cambios más de lo que aconsejaba la visible fatiga del equipo, llamó con urgencia a Chimy. Corría el minuto 82 de una segunda parte en la que a Osasuna le costaba dominar la pelota y cruzar el medio campo. Cinco minutos después llegó la redención de Chimy. Muchas veces nos hacemos la pregunta de qué pasa por la mente de un futbolista en ese momento en el que la vida, el futuro, queda congelado en un cara a cara con el portero. La respuesta es: no piensa en nada. Solo en colar la pelota en la portería. Los pensamientos vienen después, cuando tus compañeros te aplastan en la celebración, estallas en un grito profundo, los ojos se humedecen y demuestras de cara a tu gente y a la afición que lejos de esa imagen pública de parecer ajeno a lo que ocurría en las últimas fechas a tu alrededor, lo has pasado mal, muy mal.

Pero el fútbol tiene un lado terapéutico: lo mismo te alivia una fiebre de tristeza que aplaca un hematoma en el alma. No quiere esto decir que la memoria borre algunos patinazos que hacen mella en el ánimo de personas que también manejan una escala de valores, pero los actualiza y los gradúa. Creo, en este punto, que el realizador del partido estuvo muy afortunado al sostener las imágenes del abrazo de Arrasate y Chimy; había mucho de agradecimiento, verdad y complicidad por ambas partes en ese gesto. Ya solo falta que el artista urbano LKN cuelgue la imagen en alguna pared de la ciudad. La redención, podría titularla.

Candidatura alternativa a Sabalza. En las últimas fechas, promotores de una candidatura a la presidencia de Osasuna han sondeado a socios y carismáticos exjugadores para plantearles la opción de integrar una lista. La directiva, por su parte, mueve hilos para conocer la identidad de los posibles rivales en las elecciones.