Txema García Falcón es un pamplonés poseedor de una colección de más de 300 camisetas de Osasuna desde 1979 hasta nuestros días. A base de insistencia y de años de búsqueda, este apasionado hincha rojillo ha ido forjando un museo privado del que se muestra orgulloso. La elástica de Clemente Iriarte es la más antigua que guarda en su colección.

García se describe como un "coleccionista" toda su vida, llegando a recopilar "desde pins y llaveros de Osasuna cuando era pequeño, a una colección de cómics. Cuando terminé con ella, me centré en buscar camisetas. Fue la época de Kappa, que estábamos en Segunda División".

Era 2006 y poco a poco Txema García fue haciéndose hueco en internet, buceando en la red hasta que un día, un coleccionista de Guadalajara dio con él para hacerle llegar la camiseta de Clemente Iriarte. "Me la ofreció un coleccionista de Guadalajara. Yo empecé en 2006 a comprar camisetas por intetnet. Contactó conmigo este chico de Guadalajara y me dijo que tenía él algo que yo debía tener en mi colección. Me habló de una camiseta de los años 80 y yo sabía cuál era. No me contó cómo llegó a sus manos, pero él tenía muchas camisetas en su colección, se dedicaría a esto desde hace años", rememora.

336 kilómetros separan Guadalaja del Centro Comerial Itaroa, donde Txema García expuso su colección de camisetas rojillas, escenario por el cuál, Iñaki, hijo de Clemente Iriarte, contactó con él. "Hice una exposición en Itaroa y contactó conmigo su hijo para que me firmara una tarde la camiseta. Yo accedí sin problemas y estuvimos hablando una hora una tarde del fútbol de antes mientras tomamos un café, pero no pudo firmar la camiseta al estar dentro de una vitrina. Quedamos para más adelante en su casa", agrega.

Como todo futbolista, Txema García desvela que Iriarte se sorprendió al verle con su camiseta porque "lo ven y les parece increíble que tengas su camiseta. Hace poco me pasó con Roberto Torres y una camiseta con la que jugó en el Camp Nou en Barcelona".

El coleccionista finaliza rememorando la figura de Iriarte, al que presenció en El Sadar cuando "tenía apenas 10 años. Mi padre es el que me decía que era un mago con el balón en los pies, que era todo pelea y calidad y una técnica, que hacía unos pasos con el exterior... Y luego en el trato personal era muy cercano, muy simpático. Nos echamos unas risas porque el fútbol ha cambiado muchísimo a peor, para los que nos gustaba el fútbol de antes".