En un partido que, salvo los primeros y los últimos minutos, pasó casi sin pena ni gloria para el aficionado -que sin la presencia de Indar Gorri tampoco apretó tanto como tiene por costumbre-, Oier acaparó todo el protagonismo, días después de que el club anunciara que no va a renovar su contrato y que, por lo tanto, abandonará Osasuna a final de esta temporada.

El capitán rojillo comenzó, eso sí, compartiéndolo con su homóloga de Osasuna Femenino, Mai Garde, que también abandonará la disciplina rojilla a la conclusión de esta campaña, motivo por el cual realizó el saque de honor y recibió una calurosa ovación por parte de la afición.

Pero el verdadero protagonista iba a ser Oier, como iba a quedar claro en el momento en el que, instantes antes al saque de honor, el speaker cantó su nombre por megafonía, al anunciar la alineación planteada por Arrasate. La primera ovación de la tarde y la primera de muchas, ya que los aplausos se iban a repetir en la primera ocasión en la que el capitán tocó el balón.

Con todo el osasunismo pendiente en no dejar pasar una oportunidad para mostrar su reconocimiento al todavía capitán rojillo llegó lo que pocos imaginaban, el tanto de Osasuna, el primero en ocho años contra el Getafe, lo marcaba Oier, quién si no.

Las gradas de El Sadar estallaron con una gran ovación, primero, y coreando el nombre del goleador, después. Por supuesto, todos sus compañeros corrieron a celebrarlo con el capitán, aupándole por encima de todos ellos, por si había alguien en la grada todavía no se había enterado de quién era el protagonista del día.

Las ovaciones a Oier se repetirían a lo largo del partido, especialmente al comienzo de la segunda mitad, tras un gran pase de tacón para habilitar al Chimy, y en el momento en el que Arrasate decidió que dejara su puesto en el terreno de juego para que entrase Moncayola, momento en el que la grada volvió a corear con ganas el nombre del capitán.

Fuera de esos momentos, la ausencia de Indar Gorri se dejó notar, ya que, salvo las ocasiones en los que algunos aficionados intentaron arrancarse con algún cántico -que pudieron contarse con los dedos de una mano-, el encuentro transcurrió en un silencio casi sepulcral.

Solo el árbitro y las constantes pérdidas de tiempo del Getafe en los últimos minutos parecieron encender a la afición rojilla, a la que, por otro lado, el equipo dio pocos motivos para encenderse.

A falta de Indar Gorri, los que tomaron el testigo fueron los chavales de la Fundación Osasuna, que con sus cánticos de “Osasuna, Osasuna” y “sí se puede” contagiaron por momentos al resto de la grada, que les acompañó con palmas.

l Peticiones a Arrasate. Hacia el minuto 60, un puñado de aficionados, contagiándose de uno a otro, pidieron a gritos al técnico de Osasuna que hiciera cambios, algo que probablemente también haya sucedido en otros partidos, pero que ayer, con el silencio reintante, se pudo escuchar con claridad.

l Ovación a Cuenca. El Sadar contuvo el aliento tras un choque de cabezas entre los jugadores del Getafe Cuenca y Mitrovic y ovacionó al primero, el peor parado.