Osasuna ha comenzado la temporada de la mejor manera posible: ganando sus dos primeros partidos de Liga, ambos en El Sadar, algo que, en Primera División, sólo había logrado en una ocasión. Ocurrió en la campaña 1981-82, con Pepe Alzate en el banquillo y con triunfos en el Ramón Sánchez Pizjuán contra el Sevilla (2-3) y en Pamplona contra el Hércules de Alicante. Y 41 años después, los rojillos, ahora con Jagoba Arrasate de entrenador, reeditan proeza merced a sus victorias como locales ante Sevilla (2-1) y Cádiz (2-0).

Además de volver a hacer algo que sólo había hecho una vez en la máxima categoría, Osasuna ya suma seis puntos de seis posibles en su casillero, un botín más que interesante pensando en un primer tramo de temporada que sufrirá un parón de casi dos meses por la disputa entre finales de noviembre y todo diciembre del Mundial de Qatar. De momento, los rojillos han solventado con triunfos los dos primeros partidos de los 14 que van a disputar antes de que se detenga la competición, lo que quiere decir que el equipo de Jagoba Arrasate está cumpliendo con creces su objetivo de alcanzar las vacaciones de invierno con el zurrón bien repleto de puntos para que en la segunda pretemporada del curso los jugadores tengan la moral alta y la meta de la permanencia mucho más cerca.

El Sadar, un fortín

Además Osasuna ha resuelto de momento las dudas que generó el curso pasado como local y ha ganado sus dos primeros partidos en El Sadar, convirtiendo su remozado feudo en un fortín donde hace un año necesitó hasta cinco intentos para hacerse con su primer triunfo como anfitrión. Ahora parece que las cosas han cambiado en este sentido y el conjunto navarro afronta el próximo viernes en el Benito Villamarín de Sevilla su primer examen a domicilio, precisamente ante un Betis que horas después de la victoria rojilla contra el Cádiz arrebató a Osasuna su efímero liderato.

Aunque el equipo de Arrasate no cuajó una actuación tan brillante como la de hace una semana contra el Sevilla, lo cierto es que la grada disfrutó con una nueva victoria y con la actuación de algunos jugadores, pues Aimar Oroz volvió a gustar mucho, Moi Gómez corrió como el que más pese a que es uno de los futbolistas de Osasuna con más calidad y al final jugadores y aficionados se fundieron en un cántico único que ya es tradición en El Sadar.