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San Nicolás, El órgano y el músico

El órgano de la pamplonesa parroquia de San Nicolás es una de las referencias de la organería barroca de Navarra. Una joya patrimonial a la que Carmelo Erdozáin, antiguo párroco (ahora vicario), maestro y prolífico músico, da vidaUn reportaje y fotografía de Manuel Mª Sagüés Lacasa

San Nicolás, El órgano y el músicoManuel Maria Sagües

uno de los más apasionantes maridajes de la historia de la ciencia y de la cultura tuvo como marco la Grecia del siglo III anterior a nuestra era. Ktesibio de Alejandría, un ingeniero pertinaz, fue el primer eslabón de la secuencia de la aparición del órgano como instrumento aerófobo. El alejandrino se afanaba en el invento de un artilugio capaz de desplazar una corriente regular de viento. Para la empresa utilizó unos tubos que emitían sonidos. Ktesibio quería una demostración física, pero logró, sin pretenderlo, unir tecnología y el arte de la música. El órgano tuvo su apogeo durante el Barroco, tanto en intérpretes como en compositores y organeros.

ÓRGANO PAMPLONÉS El más importante de los órganos de Pamplona, que no de Navarra, es el de la parroquia de San Nicolás. Está situado en el coro (siglo XVI), aunque hasta la década de 1980 estaba colocado en una tribuna lateral bajo un arco de la nave. Este órgano dispone de una monumental caja barroca, obra ejecutada y entregada en 1769 por Juan Joseph Echarri e Ignacio Aizpurúa. El dorado del mueble, relieves y bultos corrió a cargo de Fermín Rico. El instrumento actual procede del taller de organería Robert Chauvin de Dax (Francia). Se colocó en 1989 sobre la tubería que se había conservado del antiguo órgano de Pedro Roqués (1866-1867). Tiene 37 registros repartidos en tres teclados manuales y pedalero. Da gran calidad a las interpretaciones barrocas. Hoy, la nómina de órganos barrocos de Navarra presenta grandes joyas (Lerín, Larraga, Cáseda, Uztarroz, Tafalla, Isaba...). Aunque también hay que reconocer que durante los 200 últimos años ha habido muchas pérdidas en el patrimonio oganístico. Sin duda, las instituciones deberían ponerse como objetivo la restauración de alguno de estos instrumentos históricos y la formación y promoción de músicos organistas.

CARMELO ERDOZÁIN Carmelo Erdozáin Gil (Aibar, 3 de enero de 1939) es el actual vicario de la parroquia y su organista más asiduo. Perdiéndome entre su colosal producción musical y literaria se encuentra un precioso canto al río Irati y sus gentes; a sus esperanzas y quereres? donde las canciones de los padres se las sabe de memoria la corriente. Las composiciones de Erdozáin se las deben saber los tubos y todo el maderamen envuelto en oro de este órgano de San Nicolás. Él, paciente siempre, lo toca con mimo y emoción todas las semanas. Y lo cantan a voz los angelotes y contras de las calles laterales, como si fueran alguno de sus innumerables pupilos de casi medio siglo. La alegoría asalta de inmediato: a la faz de los ángeles y los caretos de los mascarones con bocas abiertas de los graves se les encuentra un parecido increíble con algunos de sus discípulos musicales. A jóvenes que otrora, y ahora, bebieron de sus fuentes y siguieron su batuta, gozando de la música, de la amistad y de la propia vida. Vida caudalosa que discurría por el final de los 70 y primeros dígitos de los 80. Una nueva época de libertades y ansias de crecer.

Inolvidables son su Misa Campesina y el apadrinar Grupos Musicales Unidos, que reunió a los formaciones Od’Aia, Tela de Saco, Zurekin y, al principio, Keops. En este último salió Javier Colina. De Zurekin también se recuerda con cariño a los Enciso.

Genial época donde el año 1982 fue el punto álgido con el trabajo Nuevas canciones de Navarra, obra de Erdozáin que supuso, y es, todo un hito de la cultura de nuestra tierra. Todo aquello cumple 35 años.

Hoy mismo, a las 12.00 horas, se podrá disfrutar de la comunión entre órgano y músico. Quizá otra buena ocasión para hacerlo (se trata de una humilde petición) sea en Navidad si al coro parroquial se le pudieran unir voces de aquéllos grupos mentados. Al órgano, Erdozáin con alguna de sus partituras, tan vintage como de manufactura plateresca. Por ejemplo, Venid que es hoy nochebuena... Y como remate, el mítico Natus est, de Pedro Poyo, premio especial en el Festival de Villancicos Nuevos (1981) y que protagonizaron con éxito el grupo Od’Aia: voces frescas y amigas, como las de Fefa, Marimar, Maricarmen Ochoa, Maricarmen Olazarán, Erkuden, Nuria, Leticia , Marijose, Montse, Inés, Esperanza, Fede, Juan Pedro, Juan Ignacio, Carlos, Víctor, Alberto, Roberto...

Un bellezón de órgano, este de San Nicolás; y Carmelo, un tiazo de músico.

¡Ambos parecen eternos!