¿Se imaginan la impresión que tiene que dar cantar delante de los principales miembros de 22 casas reales, la familia Windsor al completo y los jefes de Estado más importantes del planeta? Carlota De Miguel Amestoy, pamplonesa de 28 años, tuvo esa sensación el lunes, cuando cantó en el funeral de la monarca de Reino Unido, Isabel II, en la Abadía de Westminster.

“Al principio estaba nerviosa y me tembló un poco la voz porque impacta mucho actuar delante de 2.000 personas que ostentan tanto poder. Pero después cantamos muy bien, fue un funeral muy emocionante y especial porque Isabel II era una reina muy querida, a todo el mundo le encantaba”, señala Carlota, miembro del coro de la Abadía de Westminster, que el lunes interpretó varias piezas en el funeral de la monarca.

Pero, ¿cómo una pamplonesa termina cantando en el funeral de una de las figuras históricas más relevantes del siglo XX y XXI y que durante siete décadas reinó en el Reino Unido?

Con 20 años, Carlota, que había cursado estudios musicales en la Escuela Joaquín Maya y en el Conservatorio Profesional Pablo Sarasate, decidió no continuar con el grado de Magisterio que había empezado en la Universidad Pública de Navarra.

“Era una chica con buenas notas, pero tras dos años, la carrera no me llenaba. Me quería dedicar al mundo de la música, lo tenía clarísimo”, confiesa Carlota, que hace ocho años, a pesar de las reticencias iniciales de su madre, puso rumbo a la city.

“Me fui a Londres porque es una ciudad que ofrece muchas oportunidades a las personas que nos queremos dedicar al mundo de la música. Aquí tienes mil sitios donde actuar y es más fácil construir tu propia carrera de artista”, señala Carlota. 

La pamplonesa se forjó en la Trinity Laban Conservatoire of Music And Dance, donde estudió la carrera de piano y dos másters: el primero de piano y de dirección de orquesta y el segundo de canto. Al finalizar todos los estudios, empezó a cantar y a tocar el piano en un sinfín de lugares de Londres: el Palacio de Westminster, el 02 Arena –con capacidad para 20.000 personas–, Cadogan Hall, Southbank Center, St John’s Smith Square, el teatro Apollo, Hackney Empire, Fishmongers Hall y en diciembre participará en el musical La Bella Durmiente. 

Además, a principios de 2020, comenzó a trabajar como acompañante de piano para el Gobierno británico y chino y ha dado conciertos en en el National Liberal Club y en Whitehall Place: el concierto por la Paz de la Organización de las Naciones Unidas, en un evento benéfico por la guerra de Ucrania y en julio de 2021 tocó el piano y cantó en un evento solidario por las lluvias torrenciales que afectaron a la provincia China de Henan del 17 al 21 de julio.

Allí conoció a James O’Donnell, organista y directo del coro de la Abadía de Westminster. “Estuve hablando con él porque también sé tocar el órgano y empecé a codearme en ese mundillo”, bromea. 

Soprano de la Abadía de Westminster

Desde hace un año, Carlota es soprano suplente en el coro de la Abadía de Westminster. “Tienen conciertos casi todos los días y cuando falla alguien me mandan un correo electrónico y me preguntan por mi disponibilidad. Ya he cantado dos veces con ellos”, explica. 

A finales de agosto, recibió un email del coro de la Abadía de Westminster en el que le preguntaban si el lunes 19 de septiembre podía cantar en un concierto en la abadía. En el escueto mensaje no se aportaba ningún detalle más. “Pensaba que iba a ser un concierto más porque al final el coro actúa casi todos los días. No me imaginé que fuera a cantar en el funeral de la reina Isabel II”, confiesa.

Es más, Carlota se percató de que iba a cantar en el funeral de Isabel II varios días después de su fallecimiento. “De repente, me di cuenta de que el concierto era el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar donde se iba a oficiar el funeral. Fue un shock”, indica Carlota.

Junto con sus compañeras, entonó unas estrofas conocidas como The Sentences –se han interpretado en todos los funerales de Estado celebrados en Reino Unido desde comienzos del siglo XVIII–, The Lord’s my shepherd, I’ll not want –el himno que sonó en la boda de la monarca en 1947– o The day thou gavest, Lord, is ended, el himno que también se interpretó durante el Jubileo de Diamantes de la reina Victoria en 1897. 

La pamplonesa reconoce que estos últimos días los ha vivido con “tristeza porque a todo el mundo le encantaba esta reina. Han puesto flores hasta en cualquier pub”, describe. Eso sí, Carlota confiesa que no realizó la kilométrica cola para ver el cortejo fúnebre de Isabel II en Westminster Hall. “Estaba muy liada y no tenía 13 horas seguidas libres para esperar. Además, cuando me enteré de que iba a cantar en el funeral, pensé, para qué voy a ir, si le voy a ver el día importante”, bromea.