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Pamplona está de moda turística

Miles de personas visitan Navarra durante el puente de diciembre en busca de calma, historía y buena gastronomía

Pamplona está de moda turísticaPatxi Cascante

Miles de visitantes han elegido Pamplona este puente de diciembre para una escapada marcada en rojo en el calendario. Hoteles prácticamente completos, bares sin una mesa libre en las horas puntas o la docena de visitas guiadas por el Casco Viejo de la capital navarra confirman que la ciudad vuelve a convertirse, fuera de San Fermín, en uno de los destinos más codiciados del norte. La mayoría de quienes han llegado lo hacen atraídos por la gastronomía, la naturaleza y el reclamo permanente del encierro, incluso sin toros en las calles.

La excusa es el calendario. Cuatro días seguidos bastan para llenar los bares y restaurantes y para dar –todavía más– vida y ambiente a la ciudad. Así, los visitantes llegan con una hoja de ruta muy similar entre sí, aunque eso no impide que cada visitante encuentre su tesoro particular en esta tierra de diversidad.

La primera parada turística suele ser el recorrido del encierro: desde Santo Domingo hasta la plaza de toros, móvil en mano, foto en cada curva y explicación improvisada para quien no recuerda bien por dónde entra el toro. Después, el Ayuntamiento en donde casi todos remarcan que “en televisión parece mucho más grande” la plaza Consistorial. Así, lo ha expresado María Fernández, llegada desde Gijón.

Cuatro turistas posan junto a los toros de metal en los corralillos.

La asturiana llegó ayer a Navarra y regresará el próximo lunes a la “tierrina”. “Siempre había visto Pamplona por san Fermín, pero en invierno es otra historia”, ha confesado la gijonesa junto a su marido y sus tres niños. La tranquilidad ha sido para esta familia uno de los mayores descubrimientos. “Nos ha sorprendido lo bien que se puede pasear por la ciudad y, sobre todo, lo bien que se come”, declaró María.

Tal como lo ha relatado la asturiana, el sabor de Pamplona ha convertido a la ciudad en una liturgia gastronómica casi “obligatoria". Así, para muchos, la capital Foral se recorre con el estómago. Los bares del Casco Viejo trabajan con una clientela que pregunta por sus mejores pintxos y platos tradicionales, compara y, por supuesto, repite.

Un grupo de visitantes posa en la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona.

Ejemplo de esto es José Antonio López, murciano que, al igual que María, llegó ayer y regresará a Cabo de Palos el lunes. “Buscábamos una escapada diferente y el tiempo no nos ha echado para atrás”, ha reconocido José Antonio. El palero se declara todo un “fanático” del blanco y rojo y admite que “es, como mínimo, la décima vez que visito esta ciudad tan especial”.

Desde Valencia, Clara Benavent se detiene en la proporción de la ciudad. “Nos gusta que todo esté tan cerca, se puede hacer todo andando. Por la mañana naturaleza y por la tarde pintxos, es un plan redondo”, subrayó. Y, es que, los montes cercanos, las rutas por la Comarca, el Bosque de Orgi o el Valle del Baztan, entre otros, también forman parte del mismo viaje.

"Por la mañana naturaleza y por la tarde pintxos, es un plan redondo”

Clara Benavent . Turista

Daniel Souto llegó ayer desde Vigo y combina “sin problemas” las botas de monte con la gastronomía. “Vengo de Galicia y el frío no me asusta, pero sí me ha sorprendido el ambiente. Hay mucha vida en la calle y, además, hemos aprovechado para ir a Orgi y luego hemos vueltos directos al centro”, ha relatado el vigués.

Una veintena de personas escuchan las explicaciones del guía durante su visita guiada mientras recorren el Casco Viejo de Pamplona.

Este trasiego constante tiene algo de rutina ya conocida. Pamplona está acostumbrada a picos de visitantes en San Fermín, pero diciembre tiene un ritmo más pausado, más familiar. No hay cánticos ni pañuelos rojos, pero sí grupos siguiendo a un guía, parejas que se refugian cuando arrecia el frío y cuadrillas que terminan la noche buscando un último bar.

Desde Madrid, Laura Martín lo resume así. “Habíamos venido hace años en San Fermín y queríamos ver la otra Pamplona. Nos está gustando más incluso ahora. Menos gente, más calma y la misma calidad en los bares”, ha concluido la madrileña.