Pamplona - Pragmático y conciliador, lejos del perfil duro que estos días le intentan colgar algunos adversarios políticos, Adolfo Araiz Flamarique, (Tafalla, 1961) prepara su regreso a la primera línea de la política. Abogado de profesión y durante los 12 últimos años gerente de la Mancomunidad de Sakana, cargo al que accedió mediante oposición, EH Bildu lo acaba de designar cabeza de lista al Parlamento por su perfil de “gestor”. Una apuesta institucional de quien aspira a ser la segunda fuera parlamentaria y que no renuncia a liderar el Gobierno alternativo a UPN. Algo “complicado”, admite Araiz, que sin embargo confía en que las “ansias de cambio” que existen en Navarra harán posible un acuerdo programático “plural” y “sin exclusiones”. “Pero para eso UPN, PP y PSN no pueden sumar mayoría absoluta”, advierte el dirigente abertzale.
¿Quién es Adolfo Araiz?
-Un tafallés que nació el Día de los Inocentes de 1961 que lleva en política desde los 17 años, y que ahora vuelve con mucha ilusión a la primera línea de la política activa navarra.
A esa experiencia recurren precisamente sus rivales políticos para decir que la izquierda abertzale vuelve al pasado.
-Ni la izquierda abertzale ni EH Bildu, a quien voy a intentar representar, vuelven al pasado. Miramos al futuro. No hay ninguna involución, ni política ni ideológica, como algunos a falta de argumentos están intentando plantear.
¿No representa al sector duro de Batasuna, como se ha intentado trasladar estos días?
-Es curioso porque a mi siempre me han encorsetado entre los blandos. He participado de la evolución de la situación política y ahora estoy con una ilusión muy grande en aportar todo lo que pueda.
¿Considera que han hecho suficiente autocrítica del pasado?
-La autocrítica habrá que hacerla en conjunto. No de forma unilateral y obligada sobre un solo actuar político. Nosotros vamos haciendo autocrítica por pasos. Tendremos que dar más pasos en cuestiones como las víctimas. Pero tendrán que ser pasos conjuntos.
Supongo que será consciente de que una de las primeras cosas que le van a pedir es que condene las acciones de ETA.
-La actividad de ETA ha cesado de forma definitiva, y nuestra apuesta por las vías políticas, pacificas e institucionales es clara y nítida. A partir de ahí, hay que tratar las consecuencias del conflicto. Las víctimas y la violencia de ETA, por supuesto, pero también los presos, la violencia de los aparatos del Estado... La historia tiene muchos relatos, también lo que ha pasado aquí los últimos 50 años. Habrá que dar pasos y sentarse en una mesa para llegar a un relato que no va a ser común. Lo importante es que seamos capaces de abordarlo. Pero eso es algo de lo que el Estado ni quiere oír hablar.
¿Comparte con Patxi Zabaleta que ETA debe ser una organización civil presente mientras haya presos?
-Todos los agentes, incluido ETA, deben reflexionar sobre su propio ser. De la misma forma que el Estado deberá reflexionar sobre si su actuación ha sido siempre correcta o no. En cualquier caso, esa es una valoración de Zabaleta.
¿Están superadas las diferencias del pasado entre los socios de EH Bildu?
-Hemos sido capaces de superar posiciones políticas distintas. En ocasiones enfrentadas, entre Aralar y la izquierda abertzale tras la escisión, o entre EA y Aralar dentro de NaBai. Pero se han superado y hemos alcanzado un nivel de coherencia muy alto.
EH Bildu fue segunda fuerza en las elecciones europeas. ¿Lo será también en las forales?
-Afrontamos las elecciones con el objetivo de articular una nueva mayoría política y parlamentaria que permita desbancar al Gobierno de UPN. Y en ese sentido, vamos a intentar sacar el mayor numero posible de votos. Pero esa mayoría no la va a lograr una sola fuerza política. Así que el cambio necesariamente va a ser plural y sin exclusiones.
¿Sin EH Bildu no hay cambio?
-EH Bildu va a ser un motor del cambio, pero no el único. Será complicado, pero habrá que confluir.
¿Ese cambio incluye también al PSN?
-No excluimos a nadie que apueste por el cambio y que llegue a un acuerdo de mínimos que garantice ese cambio. Lo que pasa es que el PSN se ha autoexcluido ya muchas veces. Ahí quien manda es Ferraz, y mientras eso no cambie el PSN no entra en la aritmética. Pero la puerta la tendrá siempre abierta.
¿Qué le hace pensar que esta vez sí será posible sacar a UPN del Palacio de Navarra?
-La situación política de los últimos años, la movilización social? hay una necesidad evidente de cambio. De que ya basta de un régimen político basado en la exclusión, el favoritismo y la defensa de las élites. Frente a eso ha surgido una mayoría social que ahora necesita articularse en una mayoría parlamentaria. Por eso creo que el cambio va a ser posible sin el PSN.
Hágame una porra electoral.
-Es muy prematuro. Sería pretencioso.
Entonces dibújeme el escenario que cree más probable.
-El escenario ideal para el cambio sería que PSN, UPN y PP no lograran mayoría absoluta. Luego la ciudadanía decidirá las demás variantes. Pero esa es la primera premisa, si no volveremos a lo de siempre.
¿Podemos será un activo o un lastre?
-Tiene que ser un activo más para el cambio. Y si finalmente se suman, serán bienvenidos al trabajo que otras fuerzas vienen haciendo desde hace mucho tiempo. Pero es un movimiento que tiene todavía muchos elementos que definir y concretar. Está muy verde.
En todo caso, pueden ser necesarias hasta cuatro fuerzas políticas diferentes.
-Los números son los números, pero más allá de la confluencia de siglas lo que hay que buscar es el acuerdo programático. Y si somos capaces de sumar una mayoría de 26 de votos, no habrá ningún problema. Si esa mayoría es simple, será más complicado. Al final, será la ciudadanía la que resuelva la ecuación.
El problema es que en esa mayoría social, más allá de sacar a UPN del poder, no todos interpretan igual el cambio.
-En la actividad parlamentaria se han dado coincidencias programáticas importantes en cuestiones como la política fiscal, los recortes sociales o el euskera. Hay muchos elementos sobre los que se puede confluir y que EH Bildu está dispuesto a contrastar. El cambio pasa por un acuerdo entre diferentes, y eso nos va a exigir a todos una dosis importante de responsabilidad.
¿Habrá tanta como para lograr un Gobierno estable y permanente?
-La virtud de ese ansia social de cambio es que nos exige a todos a dar una respuesta. El problema será si alguien pone condiciones para que ese acuerdo sea imposible. Nosotros por lo menos actuaremos con responsabilidad.
¿Cuáles son los mínimos del cambio?
-El objetivo común debe ser gobernar para todos, que las personas tengan protagonismo en la toma de decisiones. Y eso significa recuperar la defensa del comunal, la conciencia colectiva de defensa de lo común, de lo público.
¿Entre esos mínimos se incluye también una revancha en toda la cuestión identitaria?
-Quien ha implantado y ha sembrado la división identitaria ha sido UPN. Y romper el desequilibrio que ha sembrado es un objetivo prioritario. La política discriminatoria hacia el euskera por ejemplo necesita un volver a empezar con otro planteamiento. Y como en este tema, otros muchos. UPN ha hecho una política de tierra quemada para muchas cuestiones. Dirigida además a un sector concreto. No puede haber en Navarra ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Hay que dar las mismas oportunidades a las distintas sensibilidades que hay en Navarra.
¿El cambio se debe dar paso a paso, o con paso firme y rápido?
-Hay que hacerlo con pasos irreversibles, porque el cambio debe ser permanente. Pero cuando no se puede segar, se espiga, y si no podemos alcanzar todo el programa, habrá que aceptar cuestiones concretas.
¿Y está EH Bildu preparado para renunciar a cuestiones que hasta hace poco parecían irrenunciables?
-Somos conscientes de que si queremos llegar a acuerdos parte de nuestro programa tendrá que ser consensuado. Si defendemos una reforma fiscal con unos tipos impositivos y hay que pactar otros, siempre y cuando vaya en la línea planteada, llegaremos a acuerdos.
Me refería sobre todo a la construcción nacional.
-Tenemos claro que Navarra debe que tener capacidad de decisión tanto en relación con las decisiones que se tomen en Madrid y como en un proceso de articulación con el resto de Euskal Herria. Navarra tiene que ser protagonista de su futuro, no tenemos ninguna duda.
Eso sin embargo puede requerir ritmos diferentes a los que se puedan llevar en otros territorios.
-Probablemente. Es la evolución de un debate que está sin concluir, pero que nos lleva a un planteamiento en el que pueden haber ritmos diferentes.
¿Tanto como para priorizar en este momento la cuestión social a la nacional?
-Hay una situación de emergencia social porque la crisis ha afectado a muchos sectores de las sociedad. Ese es un tema prioritario en la agenda del cambio. Pero Navarra también tiene otra prioridad, que se reconozca su derecho a decidir. Qué pasos se vayan a dar en esa dirección está por concluir, pero la orientación debe ser esa.
¿Quién deberá liderar el cambio?
-Si el cambio es plural, debe estar liderado por todas las fuerzas políticas.
Eso es muy bonito pero no es real.
-Decir que va a ser EH Bildu puede ser voluntarista por mi parte. Cada fuerza política tendrá que defender su programa y esperar qué dice la ciudadanía. Lo lógico sería que quien más votos obtenga dentro de las fuerzas del cambio sea quien lo lidere. Pero ya lo veremos.
¿Se ve entonces presidente del Gobierno de Navarra?
-Por supuesto. Si la ciudadanía nos otorga esa mayoría, y si las fuerzas políticas del cambio son capaces de articular ese cambio, sin ninguna duda.
¿Navarra está preparada para pasar de un Gobierno de UPN a uno de EH Bildu?
-Navarra necesita el cambio, y el cambio será el que la ciudadanía nos dé. Al final, si es EH Bildu quien lidera el cambio será porque la sociedad lo ha demandado.
¿EH Bildu será capaz de concitar a su alrededor esa amplia divergencia de opiniones?
-Quien tiene que concitar el acuerdo es el contenido programático. Después vendrán las personas. Si somos capaces de acordar un contenido programático, el tema de las personas será a continuación. Y si EH Bildu tiene una posición mayoritaria respecto a las demás, el liderazgo deberá recaer sobre alguien que represente a EH Bildu. El tema de la persona no es importante, pero no vamos a renunciar a en ningún momento a esa posibilidad.
¿Cómo piensa convencer a las personas que, pese querer un cambio, recelan del protagonismo que pueda tener EH Bildu?
-Diciéndole que somos personas de fiar. Que hacemos lo que decimos y decimos lo que estamos haciendo. Y que somos la garantía del cambio. Si EH Bildu está en esa nueva mayoría significará que eso va en serio, que el cambio va a ser real.