El óculo mágico que escondía la Laureada
se consuma la retirada del complejo escultórico de la cruz franquista que coronaba el tímpano de diputación
“El hueco deberá constituir el tránsito de la estatua-masa tradicional, de la estatua pesada y cerrada, a la estatua liviana y abierta”, dejó dicho el genial escultor Jorge Oteiza en 1947 desde su estancia en Buenos Aires, precisamente cuatro años antes de que los jerarcas del franquismo plantaran en el frontispicio de la fachada de la Diputación foral que da al paseo de Sarasate el mamotreto que rodeaba la cruz laureada de San Fernando, otorgada a Navarra por el dictador como premio al apoyo de los requetés al golpe militar de 1936 auspiciado por el general Mola.
La preeminencia que Oteiza daba al vacío, en una concepción estética que revolucionó la escultura contemporánea, cobró ayer en Pamplona un simbolismo especial.
‘la magia del vacío’ Y es que los obreros de la encomienda de Construcciones Zubillaga, tras una semana de trabajo, terminaron ayer de desmontar el conjunto escultórico que presidía el frontón de la fachada del Palacio de Navarra que mira a la Estatua de los Fueros.
Y quedó el hueco. La magia del vacío, que diría el célebre creador oriotarra, afincado en la pequeña localidad navarra de Alzuza que hoy alberga su casa museo.
En este caso, el vacío que quedó fue una pequeña ventana redonda que ha permanecido oculta durante 65 años, bajo un escudo de Navarra de aire imperial, escoltado por dos personajes masculinos con atuendos clásicos y coronado por la Laureada de San Fernando. Un pequeño óculo que estaba oculto, casi tanto como olvidada la memoria de las víctimas.
“Cuando se retiran símbolos o se cambian nombres de calles se hace para construir una mejor convivencia, evitando que esa presencia y reconocimiento públicos ofendan a las víctimas”, reza uno de los paneles que han explicado estos últimos días la actuación acometida por el Gobierno del cambio para retirar la funesta Laureada, grabada a fuego en el imaginario colectivo de miles de navarros, aunque motivo de orgullo marcial para algunos nostálgicos.
Con el pequeño óvolo que apareció ayer tras retirar el conjunto escultórico, el frontispicio de la Diputación recuperó ayer definitivamente la limpieza de la construcción original de 1840 -la que tuvo hasta la imposición simbólica de 1951- una vez que han culminado las labores para retirar la insigne Laureada franquista.
seis piezas en el almacén Durante esta última semana, entre grúas y andamios, los empleados de Zubillaga han estado desmontando meticulosamente, por partes, un conjunto de seis piezas -obra del escultor roncalés Fructuoso Orduna- que será ahora trasladado a los almacenes de la institución cultural Príncipe de Viana.
La actuación ha estado acompañada por de varios paneles informativos -con epígrafes que explican qué es la Laureada, qué dice la Ley de Memoria Histórica o en qué consiste la democratización del espacio público, entre otras leyendas que contextualizan la intervención- que el Gobierno de Navarra instaló al paso de los viandantes, aprovechando las vallas protectoras de las obras. “La memoria observa el pasado con mirada crítica para consensuar democráticamente qué elementos de nuestra historia merecen un reconocimiento público hoy”, concluye uno de los textos.
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