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Beltrán se pone al frente de la cruzada contra el euskera

Asume la presidencia del PP con un discurso visceral, vehemente y marcadamente exagerado

Beltrán se pone al frente de la cruzada contra el euskeraPATXI CASCANTE

Pamplona - No hay término medio para Ana Beltrán, nombrada ayer presidenta del PP en Navarra con el 82% de los votos en un congreso en el que no ha tenido oposición, y que ha servido para que los populares navarros prosigan en la búsqueda de un espacio propio que cinco presidentes y nueve años después de su refundación todavía no ha sabido encontrar. Una senda que la nueva presidenta quiere transitar con la impronta propia que caracteriza ya su labor parlamentaria, tan vehemente, decidida y visceral como exagerada y carente de rigor. “Nos están quitando la libertad para elegir el idioma en el que comunicarnos”, llegó a proclamar ayer en Baluarte.

Beltrán no acostumbra a ahorrar en calificativos como portavoz parlamentaria. Tampoco lo hizo ayer para hablar de euskera, nacionalismo y ETA. Tres pilares que monopolizaron prácticamente en su totalidad una intervención con la que dibujó una Navarra apocalíptica necesitada de alguien que la salve de la “imposición”, el “acoso”, el “sectarismo” y el “pensamiento único”. Una cruzada particular que tiene puesto el foco en el euskera, convertido en eje del debate político de una oposición que la nueva presidenta pretende liderar desde una exageración permanente de los argumentos.

Pero con la suficiente fuerza como para arrastrar en medio de la espiral declarativa a UPN y el PSN, cada vez más eclipsados por el torrente verbal de la presidenta del PP, que garantizó “una oposición firme, valiente y sin complejos”. “Quieren una administración llena de funcionarios que hablen euskera”, alertó.

Tono mesiánico A mayor dramatismo, mayor aplauso del público. Hasta Javier Maroto, el dirigente al que la dirección nacional del PP mandó ayer a acompañar a Beltrán, volvió sorprendido a Madrid. “Les voy a decir que hemos elegido bien”, replicó con una espontaneidad que sonó sincera, agradado por la “vehemencia” de su compañera, a quien agradeció que ponga a su labor política “corazón” y no solo “cabeza”.

Que lo que proclame desde el atril sea cierto a estas alturas parece ya secundario para quien se siente llamada a la consecución de un fin político superior, casi divino. “Tengo una obligación y un mandato, que es defender Navarra de quienes quieren hacerla desaparecer”, proclamó a modo de mesiánico Beltrán. “Navarra nos necesita”, subrayó.

Era el aperitivo de un compendio de exageraciones, medias verdades e incluso falsedades palmarias (al menos una docena) en torno a un Gobierno de “nacionalistas, comunistas y populistas” que no tiene “proyecto económico ni proyecto social”. Beltrán aseguró así que en “cada dato” y en “cada estadística” económica Navarra “baja posiciones” y criticó una reforma fiscal “sanguinaria” que deja a Navarra con “los peores impuestos de España”, lo que está provocando una “fuga de empresas”.

Da igual que el último dato la EPA sitúe a la comunidad como el territorio con menos paro, o que según el INE la preocupación empresarial por los impuestos sea superior en 11 de las 17 comunidades. “Buscan el yermo y el páramo absoluto”, sentenció la nueva líder popular, que incluso culpó al Gobierno foral de “paralizar dos de los grandes proyectos que nos iban a comunicar con el resto de España y dar prosperidad a nuestra tierra: el Canal de Navarra y el Tren de Alta Velocidad”. Dos proyectos que dependen de financiación estatal y que están paralizados desde 2013, con el PP en el Gobierno de Madrid y UPN en Navarra.

Contra el euskera Fue sin embargo el euskera, como lo viene siendo las últimas semanas, el foco de las críticas de la líder popular al Gobierno de Navarra. Beltrán acusó al Ejecutivo foral de “quitar la libertad de elegir el idioma en el que comunicarnos”, de “robar el futuro de los jóvenes”, de hacer “niños” y “familias” de primera y de segunda por no saber euskera e incluso de querer “llenar la administración de funcionarios vascoparlantes” con un decreto foral “desproporcionado e injusto”. “Somos un 90% de navarrros a los que este Gobierno discrimina”, apuntó Beltrán, que por el camino advirtió al Ejecutivo foral de que “no van a permitir” que la ikurriña ondee en los ayuntamientos.

“Tienen una obsesión con los que no pensamos como ellos, que somos la mayoría de los navarros mal que les pese, y nos someten a un acoso que en muchas ocasiones incluso vulnera nuestros derechos más fundamentales”, denunció Beltrán, que culminó su intervención recordando “los terribles años de plomo”. “En determinados pueblos no hay libertad, hay miedo y siguen acorralándonos”, argumentó la nueva presidenta del PP, que se marcó como reto “defender Navarra” de la “imposición, la discriminación y de la demagogia”. “Por nosotros, por nuestros hijos, por Navarra y por España”. Ahí es nada.

Presidenta. Ana Beltrán Villalba, portavoz parlamentaria.

Secretario general. José Suárez Benito, concejal en Tudela.

Vicesecretaria de Acción Política y Comunicación. Amaya Zarranz Errea, asistente parlamentaria.

Vicesecretaria de Presidencia y Relaciones Institucionales. Elena Samaniego Covarrubias, presidenta de la junta de Pamplona.

Comité Ejecutivo. Pablo Zalba Bidegain, Sergio Achutegui Puerta, Lourdes Aróstegui Per, Elvira Aznar Carasusán, Ignacio Azpiroz Martínez, Alberto Esparza Hueto, Juan Antonio Extremera Apesteguía, Javier García Jiménez, César González Royo, Amalia Guibert Beunza, Jorge Huguet Cacho, Teresa Mena González, Inmaculada Múgica Ustarroz, José María Núñez Centaño, Álvaro Pardo Echarri, José Cruz Pérez Lapazarán, Brian Pérez Claudio, Alberto Picón Cintas, Elena Samaniego Covarrubias, José Suárez Benito, Jaime Vilchez Vega, Amaya Zarranz Errea.

Sin presidente honorífico. Aunque se había especulado con Jaime Ignacio del Burgo, el PPN no tendrá presidente honorífico.