IEZ años después el paso del tiempo demuestra hasta qué punto fue innecesaria la lucha armada de ETA. En estas páginas los representantes de la sociedad vasca y navarra muestran su alegría e ilusión por haber dado punto final a una negra página en nuestra historia que jamás se debería haber escrito. Reconocen que aún hoy, diez años después, quedan heridas abiertas, pero también coinciden en que la sociedad ha mejorado en dignidad, y apelan a la necesidad de consolidar todos los avances logrados, que han sido muchos.

Como señala el obispo de Bilbao, Joseba Segura, “el fin de ETA ha supuesto la apertura de un tiempo nuevo para todos nosotros”. Un nuevo capítulo en blanco que se abre sobre la memoria de mucho dolor y sufrimiento”.

Todos ellos coinciden también en la necesidad de no olvidar a las víctimas y advierten que el futuro para pr no olvidarles. Diez años en los que nos hemos quitado una losa que pesaba sobre nuestras cabezas y que ha dado paso a un sentimiento de liberación por todos aquellos que han podido vivir estos 10 últimos años sin sufrir la amenaza permanente sobre sus vidas.

Asimismo advierten que ETA quedará en nuestra memoria y en la historia y ello nos tiene que servir para reflexionar y aprender de nuestros errores. Y es que, como apunta, el rector de la Universidad de Deusto, José María Guibert, “justificar la vulneración de derechos humanos por fines políticos, sobre todo por parte de ETA, aunque no solo por ETA, además de causar una enorme cantidad de sufrimiento, llevó a una distorsión ética de la vida de muchos. Es necesario lograr que posturas sectarias o poco autocríticas dejen de poner obstáculos a los necesarios procesos de reconciliación, que serán largos”.

Por su parte, la socióloga María Silvestre reconoce que diez años después “me alegra comprobar que las preocupaciones de la sociedad vasca han cambiado, que se deslegitima el uso de la violencia y que se apuesta por una convivencia en la que es posible -poco a poco- compartir y expresar ideales opuestos”. Sin embargo, Silvestre también advierte de un peligro latente: “Las generaciones más jóvenes desconocen nuestro pasado más reciente. No pueden olvidar lo que no vivieron y lo que, probablemente, no les hemos contado o no hemos sabido transmitir”. En este sentido, la socióloga cree que “debemos hacer un esfuerzo como sociedad, tanto a nivel político como educativo y familiar, por transmitir lo ocurrido, por contarlo, por compartirlo, para que no caiga en el olvido y, sobre todo, para que pueda apostarse por la justicia y por la reparación”.

Una vez pasada la negra página de la violencia, el reto que tenemos es, en opinión de Vicente Atxa, rector de Mondragon Univbertsitatea, “construir ese futuro, con una sociedad que busque la reparación de todas las víctimas, que sea integradora con quienes más sufrieron. La construcción de esa base compartida para una Euskadi más tolerante requerirá seguir hablando, escribiendo, publicando, filmando... manifestando las opiniones, vivencias y sentimientos que se acumularon durante tantos años de sufrimiento”.

Discurso similar al que entona la rectora de la Universidad Pública Vasca (UPV), donde pide “reconocernos como personas libres, de ideas distintas, pero que tienen en el respeto a los derechos humanos un núcleo de acuerdo fundamental, un espacio innegociable. Esta es una labor de toda la sociedad vasca”. Nuestra obligación moral -continúa Ferreira- es entregar a nuestras hijas y a nuestros hijos un país mejor que aquel que recibimos, un país con menos heridas, con menos dolor. Estoy segura de que las fuerzas políticas seguirán trabajando en el mismo sentido, para no olvidar nada de lo ocurrido y también para que los hechos más trágicos de nuestra historia no vuelvan a ocurrir.

En definitiva, que el calendario no arrastre al olvido la necesidad de reconocimiento y reparación a las víctimas.

“Las generaciones más jóvenes desconocen nuestro pasado más reciente. No pueden olvidar lo que no vivieron”

“Nuestra obligación moral es entregar a nuestros hijos un país mejor que aquel que recibimos , con menos heridas y con menos dolor”