Apenas hace dos semanas, se daba por hecho que el alcalde socialista de Barcelona, Jaume Collboni, estaba a punto de cerrar un pacto con Junts para incorporar a su gobierno a los ocho concejales de la formación que lidera Carles Puigdemont. Parecía que se cerraba la herida de la investidura, cuando un pacto de último minuto privó de la vara de mando al postconvergente Xavier Trias.

Sin embargo, en las últimas horas ha cambiado el guion. El acuerdo que ahora se presenta como más posible es con ERC. La presidenta del grupo de los republicanos en el consistorio, Elisenda Alemany, admitió ayer que las conversaciones con los socialistas se encontraban “muy avanzadas”.

Sus palabras venían a confirmar la información publicada por el diario La Vanguardia sobre lo que se presentaba como pacto inminente. Con todo, Alemany pidió prudencia porque los contactos todavía no habían fructificado.

La entrada en el gobierno de la capital catalana devolvería relieve a ERC en una plaza en la que la formación de Oriol Junqueras se había ido quedando en un papel secundario. Otra de las interpretaciones es que, además, se anotaría un tanto en su eterno pulso con Junts. Del mismo modo, podría ser una prueba para el hipotético pacto con el PSC en el Govern del que se habla desde hace años.

Todo hace pensar que la oportunidad del entendimiento ha llegado gracias al abandono de la corporación del que fuera candidato republicano a la alcaldía, Ernest Maragall. El exsocialista había mantenido una posición especialmente crítica respecto a Collboni, al que acusaba de practicar políticas conservadoras de la mano del PP.