Miles de palestinos se enfrentan a la difícil decisión de abandonar la localidad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, tras una noche de intensos bombardeos israelíes y mientras las partes en conflicto retoman las negociaciones indirectas en El Cairo para un alto el fuego. “¿Zona segura? No hay ningún lugar seguro aquí”, dijo Mona al Shij Ahmad, después de que el ejército israelí ordenara a decenas de miles de palestinos en el este de la ciudad, fronteriza con Egipto, dirigirse a una “zona humanitaria” en Al Mawasi, ubicada a 20 kilómetros de distancia.

La mujer, que decidió hacer caso a las órdenes de evacuación y abandonar la localidad, culpó a los países árabes e islámicos del fracaso de las negociaciones para lograr un alto el fuego entre Israel y Hamás, que todavía no han dado frutos.

El grupo islamista anunció su decisión de aceptar una propuesta de tregua e intercambio de rehenes israelíes en Gaza por presos palestinos en Israel, horas después de que las autoridades hebreas ordenaran la evacuación del este de Rafah ante un inminente asalto militar.

Israel no ha dado de momento su visto bueno a la propuesta, aunque sí ha enviado una delegación negociadora a El Cairo para tratar de “agotar la posibilidad de alcanzar un acuerdo” con Hamás, según un comunicado de la Oficina del Primer Ministro. El documento aceptado por el grupo palestino contempla varias fases de liberación de rehenes y presos hasta alcanzar una “calma sostenible”, una formulación algo más vaga que el cese total de hostilidades que viene reclamando Hamás como requisito indispensable para un pacto con Israel.

Según el general israelí retirado Israel Ziv, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sabe que será mucho más difícil volver a los combates si acepta un alto el fuego. “Creo que el Gabinete ha sido muy preciso en su voluntad de buscar un acuerdo, y creo que el poder, la autoridad, la tiene el Gabinete”, aseguró. Aun así, advirtió de que hay un consenso entre las autoridades israelíes sobre la necesidad de desmantelar los cuatro batallones de Hamás que según Israel se esconden en Rafah, por lo que el hecho de no contar con un alto el fuego hace que una invasión terrestre del enclave sea su única opción.

Sin asistencia humanitaria

Mientras tanto, la toma del extremo gazatí del cruce de Rafah hacia Egipto por el ejército israelí amenaza con abocar a los miles de palestinos desplazados en el sur de la Franja a sufrir una carencia aún mayor de asistencia humanitaria, al encontrarse cerrados los dos principales accesos meridionales (Rafah y Kerem Shalom). Todas las organizaciones humanitarias repiten que no hay ninguna zona segura en Gaza y, en las últimas horas, insistieron en que Al Mawasi, donde Israel dice estar trabajando en nuevos hospitales de campaña y haber acumulado alimentos y medicinas, no cuenta con la infraestructura ni recursos necesarios para gestionar un desplazamiento masivo.

“Venimos de Jabalia a Rafah porque decían que era una zona segura, luego a Jan Yunis porque supuestamente era una zona segura, y volvimos aquí (a Rafah) otra vez”, aseguró Sabha Um Talal, que dijo que su casa fue consumida por las llamas. “Somos civiles, no estamos con Hamás ni con nadie”, lamenta, y añade: “¿Qué hemos hecho para merecer esto?”.