El Gobierno de Navarra ha reconocido a otras tres víctimas por actos de motivación política causados por la extrema derecha o funcionarios públicos, Miguel Iturbide, Félix Jiménez e Ibai Azkona.

Estos reconocimientos han sido emitidos por la Comisión de Reconocimiento y Reparación creada en base a Ley Foral 16/2019 que tiene como objetivo el reconocimiento y reparación de las víctimas de violencia por actos de motivación política provocados por grupos de extrema derecha o funcionarios públicos en Navarra.

Así lo han indicado desde la iniciativa 'Memoria inclusiva para Navarra', integrada por la Red de personas torturadas y la Fundación Egiari Zor, que considera que estos reconocimientos "se da continuidad al proceso para sacar a la luz la violencia ejercida por el Estado en Navarra durante décadas". Con estas resoluciones, son ya al menos 36 las personas reconocidas como víctimas con esta Ley.

Miguel Iturbide fue asesinado a tiros por la Guardia Civil en Zugarramurdi en 1967, cuando tenía 16 años, señalan en un comunicado en el que añaden que para "justificar el asesinato, la Guardia Civil dijo que era miembro de ETA y le pusieron un arma en sus manos. El caso se archivó y nunca fueron juzgados los responsables de su muerte".

Los hechos ocurrieron el 7 de noviembre de aquel año. Miguel María Iturbide era un pastor, mugalari ocasional, que fue sorprendido por dos parejas de la Guardia Civil en un pequeño arbolado en una zona difícil de determinar, no lejos de los caseríos de Idaleku e Irungoborda, camino al paso fronterizo entre Zugarramurdi y el pueblo lapurtarra de Senpere.

Familia y amigos de Miguel María Iturbide, durante un homenaje en 2021. Fernando Anbustegi

La Guardia Civil justificó lo ocurrido inventándose que había habido un enfrentamiento, que los mugalaris empezaron tirando y que la policía solo se defendió. A partir de ahí, mil hipótesis se dijo incluso que se había tratado de un enfrentamiento con etarras, silencio oficial todavía hoy la Guardia Civil guarda con celo los informes de lo ocurrido y vergüenza.

Lo contó el folclorista vasco Xabier Susperregui Gutiérrez en el libro Miguel María Iturbide: crimen sin castigo. "Al final, el libro es un homenaje, un intento de limpiar el nombre de este chico e intentar que el Ayuntamiento le reconozca a este vecino la verdad de lo ocurrido". Por el camino, Xabi Susperregi se ha topado también con la fuerza del rumor, el miedo a hablar y la opacidad policial, los tres pilares de la impunidad, que, en este crimen, han impedido que haya ningún castigo.

Félix Jiménez fue detenido y torturado por la Policía Nacional en dos ocasiones, en 1978 y 1982. La primera detención se produjo cuando acudió a la comisaría para denunciar un ataque fascista contra la sede de LKI y en la segunda, la Policía le detuvo en una manifestación y en comisaría le rompieron la nariz. Denunció este incidente y en un juicio le dieron la razón.

Por su parte, Ibai Azkona Domínguez fue detenido por la Policía Nacional en 2008 por orden del entonces juez Grande Marlaska y durante la incomunicación, según indican, sufrió torturas físicas y psicológicas que denunció ante Grande Marlaska, así como en el juzgado de Pamplona.

Fue sometido a un proceso judicial de siete años, que terminó con la absolución de todos los incluidos dentro de una macrocausa contra Segi, aunque precisamente la justicia terminó por archivar el casoporque no quedó acreditado que pertenecieran a Segi.

En una rueda de prensa en 2015, justo cuando conocieron la sentencia absolutoria, denunciaron "siete años de sufrimiento e incertidumbre". También un "coste personal, económico y afectivo" que les ha supuesto un castigo "incalculable", como dijeron en su momento los portavoces Gorka Sueskun y Maider Caminos.

Azkona, que ahora tiene 41 años, "agradece" el reconocimiento institucional, aunque él no necesite "a nadie que diga que yo fui torturado, porque eso lo sufrí en persona".

"No solo se nos ha invisibilizado", responde a este periódico, sino que se les ha "negado". "Nos han llamado mentirosos, siempre nos han echado en cara que decir que te habían torturado era una estrategia por parte de ETA, pero al final el tiempo está demostrando que la tortura era una práctica sistemática por parte del Estado", asegura. "A partir de nuestras detenciones se creó una lista negra", señala, que es la que ha propiciado que, como el suyo, haya otros muchos casos.

"Nos han llamado mentirosos, pero al final el tiempo está demostrando que la tortura era una práctica sistemática por parte del Estado"

Ibai Azkona Domínguez - Víctima de torturas reconocida por el Gobierno de Navarra

Para Azkona, el reconocimiento es un "pasito pequeño" que había que dar. "Habrá muchos otros casos de torturas de personas que no se atreven a denunciarlo, porque sea de hace mucho tiempo o por lo que sea". En lo personal, reconoce que una vez que pasó por la comisión, se dio cuenta de que hablaba de su caso en tercera persona, una forma de protegerse ante el recuerdo de un hecho traumático. "Te piden que cuentes todo lo vivido, pero no lo cuentas como si lo hubieras vivido, sino como si le hubiera pasado a otro", reconoce.

Desde la citada iniciativa valoran de forma positiva estos reconocimientos puesto que conllevan "la superación paulatina de la discriminación padecida durante largos años y pone en vías de reparación las vulneraciones de derechos humanos sufridas".

Al mismo tiempo insisten en la importancia de que las víctimas de la violencia del Estado en Navarra continúen presentando solicitudes de reconocimiento y recuerdan que el plazo continúa abierto hasta julio de 2027