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Carlos Garaikoetxea, el lehendakari que partía de cero

El primer lehendakari del Gobierno vasco tras la dictadura recibe este lunes un homenaje 45 años después de su toma de posesión. De su mano se construyeron los primeros pilares del autogobierno vasco

Carlos Garaikoetxea, el lehendakari que partía de ceroDEIA

Carlos Garaikoetxea recibirá este lunes en Gasteiz un homenaje al cumplirse 45 años de su toma de posesión como lehendakari. Será un acto institucional presidido por Imanol Pradales de reconocimiento al primer Gobierno vasco tras la dictadura, que estaba liderado por Garaikoetxea. En la conmemoración estarán presentes, además del político navarro, los consejeros vivos de aquel primer ejecutivo Pedro Miguel Etxenike, Javier Lasagabaster y Pedro Luis Uriarte, así como las familias de los representantes de aquel gobierno ya fallecidos. También participarán diferentes autoridades y, entre otros, acudirá la presidenta de la Mesa del Parlamento, Bakartxo Tejería, que encabezará la delegación parlamentaria que asistirá a este acto de conmemoración. El homenaje se llevará a cabo en Ajuria Enea, sede de la Lehendakaritza, como símbolo del “arranque de una nueva etapa en Euskadi” tras casi cuatro décadas de dictadura y represión.

Garaikoetxea fue nombrado lehendakari del Gobierno vasco en 1980, tras negociar el Estatuto de Gernika con el entonces presidente del Gobierno español Adolfo Suárez, de UCD. En ese pionero ejecutivo se rodeo de personas de mucha formación y cualificación, con un bagaje cultural y profesional que nada tiene que ver con los modus operandi de las personalidades políticas actuales. Aquel primer gobierno lo integraron Pedro Miguel Etxenike, Mario Fernández, Pedro Luis Uriarte, Luis Mari Retolaza, Ramón Labayen, Javier Caño, Carmelo Renobales, Jesús Agirre, Félix Ormazabal, Xabier Lasagabaster, José Luis Robles, Carlos Blasco y Javier García Egotxeaga.

Bajo su mandato se construyeron los primeros pilares del autogobierno y se crearon Osakidetza, la Educación vasca, EiTB y la Ertzaintza. Tuvo también un papel destacado en la recuperación del Concierto Económico. Su papel en la construcción de la arquitectura institucional fue decisiva durante aquella primera legislatura (1980-1984), en la que él y sus consejeros asumieron el reto de poner a Euskadi mirando hacia la modernidad tras casi 40 años de oscura dictadura y represión.

Garaikoetxea asumió el timón hacia una nueva etapa llena de esperanza y desafíos, pero también con muchas incertidumbres, sobre todo por la inestabilidad las dudas ante el riesgo de una involución democrática, como quedó demostrado poco después con el intento de golpe de Estado en febrero de 1981. El contexto tampoco era el más propicio con una situación económica en caída libre y con un paro rampante y por las nubes. Por si fuera poco, ETA aumentaba su presencia con cada vez más atentados, secuestros y amenazas. Un cóctel perfecto para abortar cualquier operación de construcción de un país.

El lehendakari Garaikoetxea, durante la toma de posesión de su cargo en abril de 1980.

Sin embargo, el Gobierno de Garaikoetxea supo sobreponerse a estas colosales adversidades y puso poner la proa en dirección al futuro, creando las estructuras políticas e institucionales necesarias para construir una nación y construyendo las infraestructuras necesarias para amueblar una sociedad de bienestar y desarrollada. A todo esto se sumó, que el lehendakari partía de cero, con todo por hacer, máximo responsable de un Gobierno sin estructuras, personal, sede, capital, ni recursos suficientes.

El propio Garaikoetxea lo resumía sin paños calientes en distintas entrevistas en las que rememoraba aquella época: “El País estaba destrozado en todos los órdenes: cultural, lingüístico, infraestructural, económico, sometido a un expolio fiscal tremendo… había que darle una medicina de urgencia. En ese momento había que tener pulso fino para hacer política real y no sólo política de proclamaciones y de objetivos estratégicos, que eso es fácil; lo difícil es decir cómo se llega a un objetivo estratégico”.

Tras las elecciones parlamentarias de 1984, Garaikoetxea volvió a ser nombrado lehendakari. Sin embargo, no duró mucho en ese cargo, pues en enero de 1985 lo abandonó debido a sus diferencias con la dirección del PNV.

Garaikoetxea era partidario de concentrar el poder en el Gobierno vasco mientras que Xabier Arzalluz, entonces presidente del partido, peleaba por mantener las competencias de las Diputaciones. Arzalluz no pudo entonces sujetar a Garaikoetxea que cuestionaba la Ley de Territorios Históricos. En diciembre de 1984, en una Asamblea Nacional se fraguó la escisión y fueron expulsados los representantes navarros de la Asamblea Nacional. Garaikoetxea anunció su renuncia ante sus discrepancias con lo que postulaba el partido. Un mes después José Antonio Ardanza le sustituyó como lehendakari.

DIVISIÓN INTERNA Y EA

A partir de entonces, Garaikoetxea se encomendó a la construcción de otro proyecto político cuyo alumbramiento llegó en 1986 con la creación de Eusko Alkartasuna (EA). Lideró su partido hasta comienzos de este siglo.

Su formación fue perdiendo capital electoral elección tras elección y poco a poco se fue subsumiendo en la coalición que la izquierda abertzale tradicional creó para afrontar el nuevo tiempo político abierto tras el fin de ETA. Esa deriva provocó una división en el seno de EA entre los que consideraban, y siguen considerando, que es un paso provechoso para el partido y quienes opinan que han quedado diluidos en la coalición EH Bildu, sin apenas peso político. Garaikoetxea ha apoyado a este sector que hoy por hoy es crítico con el oficial.