Viajar en pareja es una buena manera de celebrar el mutuo amor. Y a veces se buscan lugares que hayan sido escenarios de grandes romances, reales o ficticios.
Valledemossa, Mallorca
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Entre la sierra de Tramuntana y el mar Mediterráneo se encuentra la romántica villa de Valldemossa. En sus estrechas y empinadas calles de casas de piedra las flores son un permanente adorno en las ventanas y quicios de los portales. Todo juega a favor de crear un idílico entorno. El Mirador de Sas Puntes y el puerto son sus principales atractivos, pero también esconde La Cartuja, el monasterio que fue escenario del amor entre el compositor y pianista polaco Frédéric Chopin y la escritora francesa Georges Sand.
Cadaqués, Girona
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Salvador Dalí y Gala hicieron de Cadaqués, en la Costa Brava, el lugar de encuentro de la bohemia catalana y del resto del mundo. Su luz, su ubicación al pie del cap de Creus y su faro y las olas llegan hasta la playa salpicando las casas lo han convertido en un tranquilo rincón en el que la paz mediterránea invade el espíritu y facilitando el acercamiento al otro. Las casas blancas, las calles empedradas, la iglesia de Santa María y Es Cucurucuc, el islote que emerge en el mar, forman un conjunto de impactante belleza.
Aranjuez, Madrid
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Bañado por los ríos Tajo y Jarama, los jardines del Real Sitio de Aranjuez ofrecen numerosos rincones y discretos escondites donde las parejas pueden sentirse libres de miradas ajenas y proclives a la intimidad. La visita al Palacio Real es más que recomendable para conocer historias de amoríos reales y cortesanos, pero quizá los viajeros tengan otra cosa en mente. Espacios como el Parterre y la Isla, ornamentados con fuentes y estatuas, o el del Príncipe, con una gran variedad de árboles y un histórico embarcadero, son escenarios propicios para confidencias y abrazos.
Montblanca, Tarragona
Montblanc Medieval
De la tarraconense villa medieval de Montblanc, cabecera de la Conca de Barberà en el valle del río Francolí, la leyenda catalana de san Jorge sostiene que es el lugar donde el caballero mató al dragón que amenazaba con devorar a la princesa. Una romántica hazaña que no acabó en boda. Tras las murallas que guardan el pueblo esperan palacios, iglesias, calles de fuerte sabor medieval, su la espectacular plaza y el puente viejo. No costará nada imaginarse participando en cortejos amorosos tras participar en justas medievales.
Altea, Alicante
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La tranquilidad de Altea durante la temporada baja la hace muy atractiva para aquellas personas que busquen la complicidad de su pareja paseando por sus estrechas y escalonadas calles, o por los que prefieran conocer las pequeñas y discretas calas y playas que se suceden a lo largo de la bahía entre punta Albir y punta Mascarat.
Almagro, Ciudad Real
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En una ciudad dedicada al teatro como Almagro, las comedias de enredos, las tragedias de amores posibles e imposibles empapan sus calles. Asistir a una función en el Corral de Comedias, único patio teatral que se ha mantenido intacto y activo, puede ser una inspiradora experiencia para la pareja. Y si no hay función, participar en alguno de los recorridos teatralizados que se ofrecen. La plaza Mayor, con sus características columnas y su ventanas pintadas de verde, es un punto de obligada visita también.
Entre la sierra de Tramuntana y el mar Mediterráneo se encuentra la romántica villa de Valldemossa. En sus estrechas y empinadas calles de casas de piedra las flores son un permanente adorno en las ventanas y quicios de los portales. Todo juega a favor de crear un idílico entorno. El Mirador de Sas Puntes y el puerto son sus principales atractivos, pero también esconde La Cartuja, el monasterio que fue escenario del amor entre el compositor y pianista polaco Frédéric Chopin y la escritora francesa Georges Sand.