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Ofrenda foral a Benedicto

Concepción Leoz Ayape, natural de Cáseda, se confesaba "muy emocionada" a pocas horas de protagonizar hoy una de las ofrendas en la Eucaristía que el Papa presidirá en la Sagrada Familia de Barcelona.

Ofrenda foral a BenedictoFoto: alberto pradilla

"Cuando me llamaron del Arzobispado de Barcelona me sentí anonadada, pensé que se habían equivocado". La religiosa Concepción Leoz Ayape, casedana de 67 años, no puede ocultar su "emoción" al saber que, en menos de 24 horas (hoy para el lector), estará en la Sagrada Familia de Barcelona frente al Papa Benedicto XVI. Leoz Ayape, o Conchita, que es como asegura que le conocen en Cáseda, será una de las personas encargadas de realizar la tradicional ofrenda al jefe del Vaticano durante la ceremonia que tendrá lugar hoy en la ciudad condal. De este modo, Leoz se convertirá en la embajadora navarra frente al Pontífice. "Más que nerviosa, estoy emocionada. Por lo que supone. Para una religiosa, estar cerca de una autoridad eclesiástica como el Papa. Tener la posibilidad de un acercamiento es una posibilidad muy grande", relataba ayer la religiosa desde el convento que la Congregación de las Siervas de María tiene en Mataró, en Barcelona.

No es difícil identificar el edificio donde reside la protagonista foral del acontecimiento de este fin de semana. Siempre hay algún navarro. Sólo hay que encontrarlo. Tres banderas vaticanas cuelgan de las ventanas del convento de Mataró como símbolo de bienvenida a Benedicto XVI, que llegó ayer por la noche a Barcelona. En este convento, en el que residen habitualmente 14 religiosas, Leoz ha pasado los últimos nueve años de su vida. Previamente, había sido destinada en Barcelona y Manresa. En total, 47 años con el hábito puesto, de los que 45 se han desarrollado en Catalunya. "A los 20 decidí dedicarme al servicio religioso y entré en el noviciado que la congregación tiene en Burlada. Luego me enviaron a Catalunya", explica. No obstante, pasar tanto tiempo en el país de los castellers no le ha hecho perder sus raíces navarras. "Yo soy navarra al 100%. Y casedana, ni te cuento", asegura la religiosa. "Mis raíces están en Navarra, y me considero navarra 100%. Aunque tengo que decir que aquí en Catalunya estoy muy integrada".

A menos de 24 horas de un momento especial para una persona que ha dedicado toda su vida a la Iglesia católica, Leoz reconoce que todavía esperaba para conocer los detalles de la ceremonia. "Sólo sé que tengo que estar a las 8 de la mañana en la Sagrada Familia", señala. Aunque, realmente, eso es lo de menos. "Sé que voy a estar a los pies del Santo Padre, lo que para mi supone una gracia muy especial", asegura, tras relatar cómo su vida ha transcurrido entre el hábito y la bata blanca. Estudió Enfermería en Barcelona, ha trabajado en clínicas y residencias de ancianos y en atención a domicilio. Todavía hoy sigue "activa" a pesar de que la jubilación ya le ha llegado. "Mientras puedas, hay que relacionarse con las personas y ayudar, que es lo fundamental de una vocación consagrada", subraya.

Cáseda

Cada dos años, regreso a Navarra

Leoz es la cuarta de seis hermanos. Ahora, dos de ellos (Alejandro y Román), viven en Pamplona, otros dos (Enrique y Santiago), en Barcelona, mientras que la menor, Mari Sol, sigue residiendo en Cáseda. Cada dos años, regresa a la Comunidad Foral para visitar a la familia. "Vamos poco", reconoce. A pesar de ello, es precisamente en su municipio de origen, que Leoz abandonó con 20 años, donde se ha concentrado la atención por el hecho de que una vecina llegue a estar tan cerca de la cabeza de la Iglesia de Roma.

"Me llamó mi hermana y, la verdad, es que le van felicitando por el pueblo", reconoce la religiosa, que no se cansa de repetir su vinculación con Navarra y, especialmente, con Cáseda. "Ha habido inquietud por conocer esto y agradecimiento", señala Leoz, que considera que "sería distinto si se tratase de alguien que ya estaba desconectado. Yo estoy muy conectada. Igual los jóvenes no me conocen tanto, pero los de mediana edad, claro que sí". Por este motivo, sus pensamientos en este momento especial también van a estar con la Comunidad Foral. "Haré una oración por la Iglesia navarra y por Cáseda", asegura.

La noticia la recibió hace aproximadamente una semana. "Para mi me supone una fuerza muy superior, muy grande, el estar delante del Santo Padre. A la vez siento una emoción muy fuerte", señala, sonriente y agradecida, especialmente, "a la Iglesia de Barcelona por haberme concedido esta donación". La razón de que esta casedana vaya a estar mañana junto a la máxima autoridad de Roma puede ser que su congregación, las Siervas de María, celebran este año el 125 aniversario de su establecimiento en Mataró. Aunque no es la primera vez que Concepción Leoz está cerca de un papa. Hace exactamente 27 años, en 1983, pudo participar, también en Barcelona, en los actos religiosos oficiados en el Camp Nou por el entonces Pontífice Juan Pablo II. "Eso fue diferente. Además de trabajar como voluntaria, estuve acreditada por pertenecer al coro de cantores, lo que me permitió estar muy cerca de él", asegura.

El hábito que luce Leoz no le hace ser indiferente a la polémica que ha suscitado la visita de Ratzinger a Barcelona y que puede visualizarse a través de una nueva guerra de banderas: por un lado, las vaticanas, colocadas por los fieles favorables a la presencia pontificia. Por el otro, las de la plataforma Jo no t"espero (Yo no te espero), contraria a la visita papal. "Que exista contrariedad, que unos lo quieran, otros no, existe en todo el mundo. Yo respeto todo", asegura. Aunque ella se muestra convencida de que "a pesar de que el Pontífice parezca lejano, es una persona cercana", y confía en que su presencia en la ciudad condal "inculque la fe, la esperanza y la caridad". "Nos necesitamos todos", insiste. Con casi cinco décadas de dedicación a la Iglesia católica le permiten constatar un descenso en las vocaciones. Eso sí, "los jóvenes son comprometidos", asegura. Así que los factores son diversos. Pero este ya es otro debate. Por el momento, Concepción Leoz vivirá hoy una jornada inolvidable "con deseos para hacer el bien", como ella misma asegura.