Accidente ficticio, asistencia real
36 alumnas del posgrado de experto en enfermería de urgencias realizaron un simulacro en el carrascal
"cuando monteis al herido en la ambulancia aseguraos de que la Policía os escolta; y acordaros de llamar a la central de comunicaciones para verificar a que centro van a ir", explicaba Emilio Muñoz Hermosa, técnico del SAMUR-Protección Civil de Madrid, a algunas de las alumnas que hace unas semanas realizaron su práctica de fin de curso en el fuerte militar del Carrascal. Treinta diplomadas y seis diplomados en Enfermería, que han cursado el posgrado de Experto Universitario en Enfermería de Urgencias contaron con el apoyo de efectivos del Cuerpo de Bomberos, Policía Foral, Cruz Roja y sanitarios de la DYA para aportar más realismo al simulacro.
Un incendio en un edificio causado por una explosión fue la situación de partida. Las llamas y el humo provocaron que varios heridos saliesen en estampida de la vivienda, mientras otros quedaban atrapados en el interior. El desconcierto que generaron quienes huían del fuego ocasionó problemas en el tráfico de manera que un peugeot 106 colisionó contra un microbús al tratar de esquivar a uno de los heridos que salían del edificio. El realismo marcó la escena de principio a fin. Para provocar la explosión que causó el fuego se empleó una traca de petardos mientras que las llamas y el humo negro se generó mediante la quema de neumáticos en uno de los barracones del cuartel.
"¡Qué nervios!, ¿verdad?", comentaba una de las enfermeras a sus compañeras. Había llegado el momento de poner en práctica lo aprendido durante las 250 horas de clase que habían recibido desde noviembre. A las 13.08 horas se puso en marcha el operativo formado por unas 60 personas entre profesionales y alumnas, mientras José María García de Buen, coordinador del simulacro, explicaba a los asistentes cada uno de los detalles de la escena.
susto El realismo pudo tornarse en tragedia cuando Muñoz, que conducía el 106 que acabó estrellado contra el microbús, estuvo a punto de volcar debido a la gran velocidad que adquirió y a los baches del terreno. Afortunadamente, demostró su pericia como conductor y todo pudo seguir con normalidad.
El objetivo era llevar a cabo el procedimineto habitual en estos casos. Tras la explosión y el accidente uno de los heridos se encargó de llamar al 112 SOS-Navarra, desde donde coordinaron a los diferentes grupos de salvamento. "Estamos en una situación de máxima tensión donde los dos minutos parecen diez, y los diez, media hora", comentaba García de Buen. Los primeros en intervenir fueron la Policía Foral y los bomberos. Los agentes debían encargarse de balizar la zona, comprobar la cantidad de heridos y minimizar el riesgo. Mientras, unos bomberos trataban de sofocar las llamas que salían del barracón y otros se esforzaban por cortar el techo del vehículo para poder sacar a sus ocupantes con una cizalla eléctrica y separadores. "Los bomberos nos ayudan mucho y nos dejan a los heridos casi listos para el traslado", apuntaba una de las alumnas del curso que trabaja en el Hospital de Navarra. Mientras tanto, las alumnas y los sanitarios de la DYA y Cruz Roja se esforzaban por habilitar un puesto sanitario avanzado donde realizar las primeras atenciones. Tres banderas -verde, amarilla y roja- indican donde se debía enviar a cada uno de los heridos según su gravedad. En el caso de que alguien fallezca en la escena se añade otra de color negro.
Las alumnas del curso no solo demostraron sus conocimientos adquiridos durante el curso, sino que algunos se vieron obligados a hacer un máster en interpretación ya que ellos mismos hacían de heridos. En concreto fueron dieciséis los que, debidamente maquillados, interpretaron el papel de víctimas en la escena. Poco a poco las alumnas iban trasladando a los heridos al puesto sanitario avanzado desde donde les trasladaban a los hospitales. Mientras tanto, los leves se encargaban de dar dramatismo a la escena con sus gritos de dolor y sus intentos de huida. "Siempre hay heridos leves que intentan desplazarse hacia los centros médicos más cercanos pero es un error porque puede provocar colapsos en esos hospitales y dificultar la atención de los más graves", comentó García de Buen. Finalmente, y tras 53 minutos de duro esfuerzo, el último herido leve fue desplazado al hospital. Las alumnas habían logrado el objetivo de tardar menos de una hora en solventar una situación límite. La próxima vez que se enfrenten a algo similar, será real.
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