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Crece la incidencia del cáncer colorrectal desde los años 90, pero no la mortalidad

un estudio de la upna y salud pública insiste en la necesidad de implantar los programas de detección

Crece la incidencia del cáncer colorrectal desde los años 90, pero no la mortalidad

pamplona. Dado el impacto que este tipo de cáncer tiene en el Estado, y en particular en la Comunidad Foral, el estudio considera que "la implementación de programas de prevención y detección tenprana podría ayudar a cambiar las tendencias de la incidencia". De hecho, Cataluña, Murcia o Valencia han introducido estos programas dirigidos a la población de 50 a 69 años, mientras que en Navarra, según anunció la consejera Vera, su implantación se prevé para este año.

El trabajo, realizado por los investigadores Lola Ugarte, Jaione Etxeberría y Tomás Goicoa, del departamento de Estadística e Investigación Operativa de la UPNA, y Eva Ardanaz, de Salud Pública, evaluó los patrones espacio-temporales de cáncer colorrectal en hombres y mujeres en Navarra. Se utilizaron datos del registro de cáncer entre 1990 y 2005 y las áreas de salud se aglutinaron en 13: cuatro grandes zonas fuera de Pamplona (norte, sur, este y oeste) y nueve en la capital navarra (San Jorge, Rochapea-Ansoáin, Chantrea, Casco Viejo-I Ensanche, II Ensanche, Milagrosa-Azpilagaña-Mendillorri, Iturrama, San Juan y Ermitagaña).

Según el análisis, la incidencia de este cáncer en Navarra "ha tenido una tendencia al alza, en ambos géneros, durante las dos últimas décadas, si bien las tasas de mortalidad han permanecido estables". En relación con el cáncer colorrectal, el de colon representa el 57,6% en hombres y el 65,4% en mujeres. La edad media del diagnóstico en hombres fue de 70,8 años (colon) y 69,8 años (recto), siendo un poco más elevada entre las mujeres 72,9 y 71,4 años, respectivamente. Se da la circunstancia de que en féminas, Navarra tiene tasas de incidencia más bajas que otros países industrializados.

Del total de 5.912 casos de cáncer colorrectal registrados en Navarra en ese periodo, el 58,8% se produjo en hombres y el 41,2% en mujeres. En los varones, los riesgos de incidencia de este cáncer van en aumento en todas las áreas y el riesgo es significativamente mayor en San Juan, II Ensanche, Milagrosa-Azpilagaña-Mendillorri y San Juan si lo comparamos con el riesgo global de Navarra. En las mujeres, los riesgos muestran un ligero incremento en todas las áreas mientras que el riesgo de incidencia en sur de Navarra es significativamente menor.

Por grupos de edad, en hombres se constata un incremento de cáncer a partir de 35-39 años hasta los 80-84 años, edades en las que la incidencia comienza a disminuir. En mujeres, el grupo de inicio es también el de los 35 a 39 años.

mejora el tratamiento Los índices de supervivencia en el Estado tienden a ser ligeramente superiores en mujeres que en hombres (54,4% frente a 53,4%), y se ha producido una mejora especialmente entre pacientes más jóvenes, "debida probablemente a cambios positivos en el tratamiento del cáncer colorrectal". Resultados preliminares de estudios de alta resolución del cáncer colorrectal en los que participan Navarra, Tarragona y Granada "indican buenas prácticas clínicas en quimioterapia y administración de radioterapia coadyuvante, siendo Navarra una de las provincias donde esta práctica es más frecuente".

En ese contexto, y "dado el impacto de este tipo de cáncer en España y, particularmente, en Navarra, la implementación de programas de prevención y detección temprana podría ayudar a cambiar las tendencias de la incidencia". Comunidades como Cataluña, Valencia y Murcia, siguiendo las recomendaciones de la UE y del Sistema Nacional de Salud, han introducido ya este tipo de programas, dirigidos a la población de entre 50 y 69 años.

Mientras que en países como Australia, Reino Unido, Francia y Canadá la incidencia del cáncer colorrectal ha decrecido, en otros se ha observado un notable aumento, incluido España, donde la incidencia desde mediados de los 70 ha crecido, sobre todo en hombres. "La diferencia entre géneros podría atribuirse a variaciones en ingesta de alcohol, consumo de fruta y verdura, actividad física, obesidad, tabaco e historia familiar de cáncer colorrectal".