pamplona. ¿Cómo ha funcionado la ley estatal de violencia de género siete años después de su aprobación? ¿Ha supuesto una protección real de la víctima?
Yo creo que la ley de violencia de género era una ley cara pero es fundamental para poder paliar una gravísima violación de los derechos humanos. Para hacerla efectiva había que arbitrar recursos y, lamentablemente desde el principio, ya se vio que iba a ser uno de los obstáculos, pero cuando ha empezado a ser un tema clamoroso ha sido a partir de los momentos de recortes y con el pretexto de la crisis económica. Nosotros reclamamos desde el principio un desarrollo de la ley en la atención integral y asistencia letrada a la víctima. Es decir, la atención psicológica, jurídica, información a víctimas, casas de acogida, etcétera. No ha sido así, en el Estado no hay un acuerdo de estándares mínimos con lo cual es un tema que depende de cada comunidad autónoma e incluso de cada ayuntamiento. La falta de financiación está haciendo que en ciertas comunidades autónomas se estén cerrando recursos o limitando recursos con la mitad de los profesionales que hace dos años, en casas acogida, en derechos a las mujeres... Por otro lado, uno de los derechos básicos de la ley era tener abogado desde el momento de la denuncia, desde que la víctima se acerca a una comisaría, es decir, solicitar la orden de protección con asesoramiento. Esto no está siendo así en la gran mayoría de los partidos judiciales. Eso tiene mucho que ver con los turnos de abogados de oficio, con la falta de presupuestos en justicia. Es un obstáculo grave.
¿Qué ha ocurrido con las mujeres inmigrantes en situación irregular?
Ahora cuando se acercan a la comisaría no se les abre expediente de expulsión pero al final ven que luego no queda acreditado en sentencia esa violencia, lo cual ocurre muy a menudo. Y si su caso queda archivado o se absuelve por falta de pruebas esta mujer no es ya que no pueda acceder a un permiso de residencia es que se enfrenta a un expediente de expulsión. También los recortes suponen que, en materia de sanidad, las mujeres inmigrantes no tengan acceso a la atención primaria y más dificultades para compartir su caso con cualquiera de las instituciones.
Defiendes que el ámbito sanitario es clave y que falta formación de los profesionales para prevenir casos...
Se dice, denuncia víctima denuncia... pero lo que está claro es que siguen sin denunciar más del 75% de las mujeres que potencialmente se estiman que son maltratadas. Sin embargo, según un estudio, el grueso de las mujeres acuden a su médico en alguno de los momentos del maltrato, sobre todo al médico de cabecera. Y a urgencias llegan las que se están enfrentando a una agresión fuerte y física.
El número de denuncias no sólo no aumenta sino que desciende ligeramente, y también crece el número de renuncias. ¿Es peligroso?
Las denuncias no sólo no crecen mucho, sino que todavía sigue habiendo una cifra de violencia oculta ya que no llega al 30% las mujeres que denuncian. Y es increíble que no aflore esa violencia oculta. Pero es que, además, nos estamos encontrando que incluso desde el 2009, además de ese decrecimiento o merma de las denuncias, lo que sí está creciendo y de manera muy importante es el sobreseimiento de las denuncias. Archivadas, sobre todo provisionalmente, por falta de indicios de delito. Hablo de que ahora mismo, en 2011, hay una media estatal de un 48% de sobreseimientos. El 48% de las denuncias se archivan pero es que en Navarra por ejemplo llega a un 56,6%. Nosotros hemos hecho un trabajo interesante de recoger testimonios, de recabar muchos de los casos sobreseídos para ver qué es lo que ha pasado, y nos hemos encontrado con que en los juzgados de violencia hay una falta de diligencia, sobre todo en la investigación, muy fuerte. Al final sucede que si la mujer no viene con el parte médico y lesiones físicas, incluso con marcas evidentes al juzgado, su caso se archiva.
¿Por qué no se investiga?
No se investiga, ni se habla con testigos... en general nos encontramos incluso en casos de violencia física con sobreseimientos. Pero, sobre todo, se dan más situaciones de violencia habitual no documentada, pero violencias muy graves, por no hablar de la violencia sexual que está quedando en su mayor parte en la impunidad.
¿Otro de los temas que cuestiona es que sólo se juzgue por la última agresión, a veces, de una larga historia...?
Efectivamente está siendo bastante evidente, también animado por el procedimiento de juicio rápido que no da lugar a demasiada investigación. Prácticamente no hace falta probarlos porque la prueba está encima de la mesa del juez. La violencia de género se está queriendo llevar por el enjuiciamiento rápido lo que está haciendo que muchas de las agresiones, y más aún la violencia habitual y no digamos nada de la violencia psicológica o sexual, se esté quedando en la impunidad. Las víctimas que a lo mejor logran tener una condena es porque tenían el ojo morado y la agresión de anteayer... Entonces a veces se logra condenar pero por el último episodio. Falta una labor de investigación muy a fondo porque estos delitos son muy complejos, muy difíciles de probar, cometidos en la intimidad. Hay que dejar trabajar a los equipos forenses que se crearon con la ley pero para eso también hace falta transformar ese procedimiento de juicio rápido en otro procedimiento, y dar tiempo a la prueba, porque la prueba psicológica no se puede plantear o efectuar en una tarde de guardia en juzgado.
¿Qué opina de la sustitución de penas de los maltratadores por trabajos sociales con apoyo psicólogo?
Yo lo que no estoy de acuerdo es que eso sea una máquina de impunidad. Hay una construcción social del criminal y estos señores siguen sin ser considerados, no sólo por la sociedad sino por muchos jueces, como verdaderos criminales que realmente están cometiendo abusos gravísimos de derechos humanos. Lo que están haciendo estos agresores se puede equiparar con la tortura o el trato degradante. A veces salen de rositas, y la condena tiene que servir para que ese señor no lo vuelva a hacer. Yo no estoy en contra de los tratamientos para agresores pero lo que no estoy a favor de que ello implique que se zafe de toda sanción. Yo he visto la sustitución de la pena se salva con un mes haciendo fotocopias en una ONG y esto no puede ser porque no se está trabajando la causa o factores que han llevado a delinquir.
Hay una revisión a la baja de las leyes por las que se apostó para la transformación de las relaciones de género: ley sobre dependencia, violencia machista e igualdad. ¿Qué opina?
Las mujeres conquistamos derechos en los ochenta y noventa. La ley de violencia de género implica una conquista de derechos, al igual que la ley de igualdad. Y ahora estamos viendo que hay un efecto boomerang, hay una reacción contra esa conquista. Y en el ámbito judicial existe esa reacción, pero también en la sociedad, en los bares. En las tertulias de café, en la televisión... Esa convicción de que hemos conquistado todo, la idea de que ya estamos en igualdad. Nunca en toda la andadura de la lucha contra el maltrato se ha creído menos a las mujeres que ahora, nunca como ahora se ha hablando tan abiertamente en tantos foros de las denuncias falsas de las mujeres. Y yo creo que esto está haciendo muchísimo daño, estamos volviendo a consolidar determinados estereotipos del patriarcado de las mujeres malas.
En Navarra desaparece el INAI y se crea un nuevo Instituto de Igualdad y Familia, una decisión que ha sido controvertida...
Es perverso lo de la defensa de la familia. Quien defiende a la familia defiende determinado modelo de familia. Y hablan de la familia patriarcal en la que la armonía o paz familiar no se puede coordinar por determinados derechos de personas que son subordinadas.
Se habla de un nuevo conservadurismo que supera entre las nuevas generaciones al de sus padres...
Yo creo que hablando de las mujeres jóvenes el caldo de cultivo de la sociedad machista no ha cambiado ni un ápice, todo lo contrario. Veo a muchas chicas jóvenes que están demandando una relación del amor romántico, y el que es celoso y castigador y amante violento es el que encaja en el estereotipo que gusta. Es lamentable. Por otro lado, estamos en un momento en el que la educación para la ciudadanía se está poniendo en entredicho e incluso como Amnistía Internacional hemos criticado este retroceso. Si no hablas de derechos humanos, de igualdad... si prohibes en tus temarios hablar de discriminación... apaga y vámonos. O si este tema lo planteas en Secundaria, porque donde hay que empezar a educar realmente es desde Infantil y Primaria.