pamplona. Vamos camino de la séptima ley educativa, pero se sigue sin repensar la formación docente.

Es un tema sobre el que todavía nos queda mucho por pensar. Desde el punto de vista internacional nos recuerdan que si no tenemos buenos docentes no vamos a mejorar el aprendizaje de nuestros estudiantes. Y los informes dicen que el sistema educativo nunca tendrá más calidad que la calidad que tengan sus docentes. Por eso, el primer paso que hay que dar es afrontar la selección y atracción del profesorado. Primero seleccionar y después mejorar el proceso de formación, en concreto, la inicial y la que se recibe los primeros años, donde se configura la identidad de los profesionales.

¿Y esto se puede abordar a través de una ley orgánica como la LOMCE?

Con las leyes orgánicas se pueden hacer cosas, por ejemplo, con la LOE se sustituyó el CAP por el Máster de Secundaria. Pero el Estado no tiene mucha competencia. La LOMCE no cambia el modelo de formación, pero están pensando, y esperemos que lo hagan, en añadir a la ley el estatuto de la formación docente. Un marco que regula el desarrollo profesional del profesorado: oposiciones, acceso a la formación, la inducción...

En 2010 surgió el debate de implantar el MIR docente, ¿lo apoyaría?

En el programa electoral del PSOE se recogía de forma explícita y en el del PP se hablaba de algo así. Después de las elecciones, se ha callado el tema, pero nos consta que están avanzando en ello. Si planteáramos bien el MIR educativo sería un bombazo para la formación docente.

¿Cuál es su idea?

Habría que definir el modelo y ver si se hace o no examen, pero la idea es establecer una fase en la cual los docentes, tras recibir 4 o 5 años de formación en la universidad, realicen una estancia de uno o dos años en un centro bueno, en compañía de un buen profesor, que los tenemos y muchos, para que conocieran todas las tareas de la profesión. Se crearía la figura de profesor residente. Después de los dos o tres primeros años en la docencia es muy complicado cambiar cosas, de ahí la importancia de invertir y poner el foco de atención en los años de inserción.

En Finlandia hay que tener un 9 para estudiar Magisterio. ¿Se podría trasladar aquí su proceso de selección?

Se puede pero se necesita una voluntad política que no tenemos. Hay que plantearse cuántos profesores se necesitan, multiplicamos la cifra por dos, por si acaso, y en función de esto ver cuántas personas acceden a la docencia. Si haces esto automáticamente la nota de corte sube. Ya no entran todos. Pero no solo debe influir la nota de corte. Quedarse con que Finlandia entran los que tienen 9 es el dato fácil. Tampoco entras si no superas un test de personalidad.

Pero una persona puede no tener notas brillantes con 18 años y convertirse en un gran docente.

Plantear la selección previa es complicado y conflictivo, pero dejar acceder a personas que deciden estudiar eso porque no pueden hacer otra cosa...Todos damos por hecho que para estudiar Medicina hay que tener muy buena nota y nadie lo pone en duda. Y en la docencia, ¿por qué sí? Creo que si la profesión docente tuviera más prestigio serían menos conflictivas estas medidas. Si somos coherentes de que esta profesión es, si no la más importante (para mí lo es), una de las más importantes desde el punto de vista social, tenemos que trabajar para que accedan los mejores.

¿Cómo atraer a los mejores?

El tema del prestigio es fundamental. Si no veo que esa profesión vaya a ser una profesión en la que me vaya a sentir realizado es difícil.

Entonces el problema radica en que la sociedad no valora al docente.

Ni nosotros terminamos de creernos que nuestra función es fundamental ni la sociedad la valora. Piensa que cualquier persona vale para ser docente. Pero la docencia no es un oficio sino una profesión. Hay un dato que debe hacernos pensar la relevancia que tienen los docentes y es que en función del grado de valía del profesor, el aprendizaje de un estudiante puede variar un punto sobre 10. Necesitamos a los mejores.

¿Cómo hacer que los profesores se lo crean? ¿Es cuestión del salario?

No, los profesores españoles ganamos bien desde un punto de vista comparativo. Finlandia es el ejemplo, ganan 5.000-8.000 euros brutos menos que en España. El prestigio pasa por tener una presencia real en la sociedad, en las familias. En el sistema finlandés todo gira en torno al docente y este está muy conectado con las familias. La sociedad entiende que la educación es más que aprender inglés o aprobar los exámenes, y entiende que el docente es un colaborador en ese proceso. Eso es crear cultura y prestigio social. Es un cambio cultural y creo que cuestiones como el MIR educativo va en favor de eso: ayudas a la identidad profesional, a prestigiar la profesión, a que el docente se sienta más motivado, a que adquiera las competencias profesionales...

Los recortes en educación tampoco ayudan en ese prestigio, ¿no cree?

Estamos en una situación en la que al docente se le está apretando más y algunas situaciones son insoportables. Creo que está muy bien salir a la calle para decirles que hay que apostar por esto, pero después, una vez en casa, hay que pensar nuevas cosas para nuestros estudiantes.

El Gobierno estatal pretende mejorar las cifras de fracaso escolar con la LOMCE, ¿cree que lo conseguirá?

Posiblemente sí. Creo que con las evaluaciones se reducirá el fracaso escolar, no de aquí a tres años pero sí a ocho. Pero estas leyes no cambian nada de lo esencial. Las únicas que lo hicieron fueron la Ley de Educación del 70 y la LOGSE. Hay varias cuestiones de la LOMCE con las que no estoy de acuerdo, como el tema de la FP. Creo que hay riesgo de que vayan a la FP un tipo de personas y no otras, y espero que esto lo cambien. Pero la asumo como una ley más que pretende tratar los temas relativos a las ideologías. Y el PSOE ya ha dicho que hará otra. Lo triste es la falta de acuerdo en educación.