pamplona - El modus operandi utilizado por esta red delictiva de concesionarios es muy habitual en este tipo de delitos y se identifica con el de tramas societarias creadas ad hoc para la defraudación de IVA. La dinámica consiste en la importación de los vehículos que se sirve de una sociedad o de una persona física (testaferro), quien a su vez es administrador únicamente de derecho de la sociedad, las cuales soportaban las transacciones económicas para la adquisición de los vehículos en diferentes países de la Unión Europea.

Tanto la persona física unas veces, como la sociedad en otras, no declaraban dichas adquisiciones ante Hacienda cuando incorporaban el vehículo al mercado interior estatal. Este tipo de sociedades se denominan como trucha, ya que son las sociedades más difíciles de detectar porque no dejan rastro documental en el país de destino del bien adquirido, teniendo una duración limitada en el tiempo, puesto que al detectarse se corta su actividad.

Una vez que el vehículo se encuentra en territorio nacional, se pasa a la fase de matriculación del mismo ante la Jefatura Provincial de Tráfico. Para ello utilizan varias sociedades, la primera de ellas sería la que presentaría una factura de venta del vehículo en cuestión, pero no es la que la sociedad extranjera expediría a la empresa trucha, sino que es la de una empresa pantalla, y a su vez la matrícula del vehículo se realizaría a nombre de otra empresa o a nombre del comprador final.

DIFICULTAR EL RASTREO Estas empresas denominadas pantalla son utilizadas para ocultar la sociedad trucha, que es quien realmente esta adquiriendo los vehículos en la Unión Europea, explican las fuentes policiales que conocen esta actividad. En lo que respecta al ámbito económico las sociedades pantallas sirven para transferirse los fondos de unas a otras “dificultando enormemente su seguimiento hasta llegar a la sociedad trucha, destino de los mismos”, antes de pasar finalmente al vendedor de los vehículos en países como Bélgica, Francia o Alemania. - E.C.