PAMPLONA - La sobrepoblación de jabalíes que soporta Navarra, donde se estima que hay más de 35.000 ejemplares, empujó el año pasado el número de accidentes de tráfico a máximos históricos. La Policía Foral contabilizó un total de 479 siniestros relacionados con esta especie cinegética, un 120% más que los atendidos durante el año precedente y cifra récord en la accidentalidad de esta naturaleza atendida por el Cuerpo autonómico. La carretera N-121 (Pamplona-Tudela) fue la vía que más siniestralidad relacionada con jabalíes registró en 2018, al ser escenario de 31 atropellos.
Las poblaciones de esta especie cinegética “han aumentado notablemente a lo largo de las últimas décadas tanto en densidad como en área de distribución, un fenómeno común en toda Europa”, indican desde Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local. En Navarra en la década de los 80-90, el jabalí “se encontraba fundamentalmente en la mitad norte pero progresivamente ha ido colonizando las zonas bajas siguiendo los cursos fluviales y asentándose en el entorno de los cultivos de maíz próximos a los sotos, para llegar a ocupar todo el territorio en la actualidad”.
Entre las causas de esta expansión figuran “el abandono del campo, la disminución de la ganadería extensiva, el incremento de la superficie forestal o la proliferación de nuevas fuentes de alimento”, sin olvidar “la gran capacidad de adaptación que tiene esta especie, como se está poniendo de manifiesto en el estudio de seguimiento que está llevando a cabo el Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local en el que el uso de los espacios agrarios puede resultar más habitual de lo esperado”.
IMPACTOS NEGATIVOS Salomé Hernando, del Servicio de Medio Natural del Gobierno de Navarra, admite que “hay una necesidad de controlar la población de jabalí y reducir sus impactos negativos para la actividad humana”, entre los que cita “los daños en los cultivos o los accidentes de tráfico”, porque “es una especie que tiene que convivir con las actividades económicas humanas”.
La información recopilada por la Policía Foral avala el crecimiento de la población de jabalíes existente en Navarra y muestra que los 479 percances registrados el año pasado son más del doble que los contabilizados en el ejercicio anterior, también por encima de los datos correspondientes a 2015 (188 accidentes) y 2016 (327). Normalmente la colisión o atropello de un jabalí, especialmente en horas nocturnas, suele saldarse con el fallecimiento del animal y con daños materiales en el vehículo, ya que en los últimos años no se han registrado personas fallecidas.
Ante la incremento constatado de esta accidentalidad, la Policía Foral comenzó en abril de 2018 una catalogación de los siniestros por comisarías afectadas, vías, meses, días de la semana y horas, unos datos que demuestran que la N-121 (Pamplona-Tudela) fue la carretera con más percances (31), seguida por la NA-134 (Tudela-Mendavia), donde se registraron 30; la NA-150 (Pamplona-Lumbier), donde hubo 26; la A-12 (Autovía a Logroño), que registró 26; y la N-121-A (Pamplona-Behobia), donde se contabilizaron 18 accidentes.
Además, según los datos de la Policía Foral, noviembre fue el mes en el que más colisiones con jabalíes se registraron (89) y el sábado, el día más proclive a sufrir un siniestro de este tipo (74). Por último los sesenta minutos comprendidos entre las 22.00 y las 23.00 horas es el periodo del día de mayor siniestralidad (73).
COLABORACIÓN POLICIAL Consciente de la problemática, el Área de Tráfico y Seguridad Vial de la Policía Foral está actuando proactivamente con el objetivo de reducir este tipo de siniestralidad. Para ello el jefe de la Brigada de Tráfico de la Comisaría de Tudela, “está trabajando junto con el departamento de Medio Ambiente para establecer estrategias que contribuyan a la reducción de los accidentes de tráfico con jabalíes”, indican desde el Cuerpo autonómico.
Desde el año 2016, los daños ocasionados por el atropello de un jabalí corren a cargo del conductor y su seguro, y no del Gobierno de Navarra, como titular de las vías, o del coto cercano, cuando se demostraba algún efecto de la actividad cinegética. Hasta esa fecha se producía un conflicto normativo entre la Ley estatal de Tráfico (2014) que responsabiliza al conductor y la Ley Foral de Caza que lo hacía al Gobierno, algo que era aprovechado por los conductores para reclamar judicialmente la indemnización por estos percances.