- ¿Qué sabor de boca le queda, 25 años después de la tragedia y de pleitear con uñas y dientes para que se hiciera justicia?

-Es un sabor agridulce. Realmente no se ha hecho justicia del todo. Se ha hecho justicia parcial. Solo una parte de las víctimas han sido indemnizadas. La respuesta que se dio en la vía contencioso-administrativa se debería haber dado mucho antes y en un juicio penal.

Tuvieron que sortear muchas zancadillas.

-Recuerdo todo de forma cruda. Nos pusieron uchos palos en las ruedas. Conmigo contactó un individuo que procedía de la Diputación General de Aragón que me decía que tuviera cuidado, que me iban a apartar del procedimiento. También se intentaron instruir diligencias contra mí por una entrevista en Telecinco en la que cuestioné la instrucción. Se intentó cohartar la libertad de expresión. Eso pasó y fue muy grave. Intervino hasta el fiscal general del Estado.

¿Llegó a saber quién fue aquella persona que le advirtió?

-Yo le bauticé como Pepe. Me llegó a decir que si no vuelves a saber nada de mí, igual aparezco en cal viva. Me dijo que había asistido a una reunión conjunta en la que se había dicho expresamente que no iba a salir ningún informe contrario al oficial. El acento era maño. Me dijo que era ingeniero, pero no llegué a saber quién era. Me ayudó.

¿Para quién más tiene recuerdos favorables?

-Hemos tenido gente muy mala en el camino y hemos tenido gente excelente, con un gran rigor científico. Los políticos, la Administración en general, ignoran, desprecian a los científicos. Sin ellos no habríamos tenido caso Biescas. Por eso me acuerdo de Emilio Pérez Bujarrabal, ingeniero de montes, jefe de la Sección de Vegetales de la Consejería de Agricultura de la Diputación General de Aragón. También me acuerdo de Pedro Montserrat, catedrático de Botánica; de Francisco Ayala Carcedo, ingeniero de Minas del Instituto Tecnológico Geominero de España; de Jorge Olcina, catedrático de la Universidad de Alicante. Y de los cuatro catedráticos de la Universidad de Zaragoza que fueron el bloque de la pericia.

¿Es momento de dejar descansar a las víctimas de Biescas?

-A los muertos hay que rezarlos y dejarlos descansar. Pero hay que dar toques de atención a la Justicia española, que no está para lavar la cara a los funcionarios y a los politicos que no han hecho bien su trabajo. Hubo actos de prevaricación que no se persiguierion y no se juzgaron. Biescas se cerró de forma parcial, tarde y mal. Es una herida que sigue sangrando, que se suturó mal.