- Los opositores al certificado sanitario en Francia y al conjunto de medidas adoptadas por el Ejecutivo galo para contener la nueva ola de la pandemia tomaron ayer por cuarto sábado consecutivo las calles del país, donde se congregaron decenas de miles de personas. Esta última protesta llegó precedida del aval que el Consejo Constitucional, el organismo que vela por que la legislación sea conforme a la Carta Magna, dio el jueves a la ampliación del certificado sanitario para entrar en bares, restaurantes u hospitales, o para los viajes internos de larga distancia.
Desde el 21 de julio ese documento que certifica tener la pauta de vacunación completa o no estar contagiado ya era obligatorio para acceder a los centros culturales, pero desde este lunes, 9 de agosto, su exigencia marcará de forma mucho más amplia el día a día de la población.
“Aunque no me quedara otro remedio, voy a boicotear a todos los comercios que lo pidan. Soy creadora, voy a ferias y mercados y habrá ciertas actividades que no vaya a poder hacer. Va a ser complicado a nivel financiero, pero acepto asumir ese riesgo”, explicó a Efe Marie, participante en una protesta parisina.
El proyecto de ley validado también exige al personal sanitario estar vacunado totalmente como muy tarde para el 15 de octubre, una confluencia de requisitos que desde hace un mes ha canalizado a sus detractores en una oleada de protestas.
“Somos ciudadanos responsables, absolutamente comprometidos en la defensa de nuestros derechos fundamentales y de nuestras libertades. Somos irreprochables, estamos unidos y sin etiquetas políticas”, señaló Sophie Tissier, coordinadora del colectivo Paris pour la Liberté. Otra de las movilizaciones de la capital volvió a estar encabezada por el ultraderechista Florian Philippot, antigua mano derecha de Marine Le Pen, excluido de la Agrupación Nacional, que criticó que el presidente Macron, ejerza solo “a través del miedo y la mentira”.
Macron se encuentra oficialmente de vacaciones en la residencia oficial estival de Brégançon, en el sur del país, pero esta semana ha estado omnipresente en las redes y en los medios con vídeos diarios donde respondía a las dudas de los reticentes o una entrevista en Paris Match donde dejó claro que no retrocederá. “Todas las medidas restrictivas han sido votadas por la ley. Somos el único país que ha tenido tantos controles parlamentarios durante la crisis. ¿Y se habla de dictadura? ¡Seamos serios!”, decía en ese semanario.
El movimiento encadena de momento cuatro sábados consecutivos, pero no tiene fecha de caducidad. “Esta lucha va a continuar. Confío en que en septiembre, cuando todo el mundo haya vuelto de las vacaciones, haya más gente”, afirmó Franck, ingeniero de 51 años que, como muchos participantes, no está vacunado. El certificado sanitario, en su opinión, “es liberticida y erosiona el pacto de igualdad. Son medidas totalmente desproporcionadas con la situación”.
150 ciudades
En toda Francia, 150 ciudades albergaron manifestaciones. En París hubo cuatro, de antivacunas, a contrarios al pase sanitario o de la vacuna obligatoria y de críticos a la gestión de la crisis sanitaria.
44 millones
Desde el inicio de la campaña, 44 millones de franceses han recibido al menos una dosis, el 66% de la población, y 37 millones tienen la pauta completa.