Cuando salieron de trabajar el miércoles por la noche, Iuliana Pohace y su hija no podrían haberse llegado a creer la pesadilla de la que serían testigos en las siguientes doce horas. A la casa de estas mujeres llegó la presunta secuestradora, con la que tenían afinidad por lazos familiares, después de haber salido del hospital de Basurto con Aimar. En su domicilio, ubicado en la calle Fika, pasaron la noche, horas en las que el recién nacido estuvo en todo momento sobre los brazos de Iuliana, quien admite rotundamente haberlo cuidado "muy muy bien, no llegó a llorar y le dimos el biberón cinco veces".

"Yo conocía a Mireia porque ella es la actual pareja del padre de mi nieta. No tenía una relación muy cercana con ella, pero muchas veces iba a buscar al colegio a mi nieta, la llevaba a casa y la cuidaba", explica añadiendo que "es necesario que se sepa todo". Reconoce que ella y su hija están "completamente en shock" y aseguran estar pasando "momentos difíciles".

Cuenta cómo la joven simuló estar embarazada: "le mandaba fotos de las ecografías a mi hija y nos decía que estaba muy feliz por tener una niña, ya le había comprado ropa y cuna". Según el relato de Iuliana, comunicó que iba a dar a luz sin dejar que la acompañara nadie. Fue entonces cuando la familia de su pareja comenzó a llamar a diversos hospitales y en ninguno dieron con ella, lo que les resultó sospechoso: "su suegra (ex suegra de mi hija) decía que era una mentirosa, que había tenido un embarazo psicológico".

El mismo miércoles 19 la hija de Iuliana consiguió contactar con Mireia, después de su supuesto parto, a través de una llamada telefónica. Tal y como transmite, esta le contó que "acababa de salir del hospital, estaba muy cansada y no tenía dónde ir". La hija de Iuliana insitió para que fuera a su casa para darle apoyo y cuidar del bebé.

El primer asunto que les resultó extraño fue que era un niño, cuando en todo momento se había referido a una niña. A este detalle se sumó que le preguntaron cuándo había parido, a lo que respondió "el miércoles 19, a las dos de la mañana", a lo que madre e hija le respondieron que "eso era imposible". Según prosigue, una vez que se encontraron la hija de Iuliana y Mireia fueron a una farmacia de guardia para buscar leche y un biberón para el recién nacido, según explica. "Yo la vi cansadísima, en un estado en el que no podía cuidar del bebé. Incluso le tocamos el pecho para ver si podía sacar alguna gota de leche", continúa.

"Ella durmió toda la noche, de vez en cuando se despertaba y preguntaba '¿dónde está mi bebé?'", afirma. Ya despierta, "por la mañana, muy pronto, le dijimos que tenía que ir al hospital para hablar con los médicos, tener algún papel del bebé y que también que debería verlo su pareja", añade. A esto, según palabras de Iuliana, contestaba quitándole preocupación.

Por la mañana, la del jueves 20, la hija de Iuliana salió del piso para llevar a la niña (su hija y nieta de Iuliana) al colegio. En ese momento, Iuliana comenzó a notar a Mireia "muy agitada y con prisa por ir a enseñarle el bebé a su madre, a lo que le dije que era mejor que su madre viniera a nuestra casa", supuso. No lo consiguió y la joven acabó saliendo del piso.

Ante la extraña situación, Iuliana llamó a su hija por teléfono y esta, que estaba en dejando a la niña en el colegio, le contestó "no dejes que salga, el bebé lo ha robado" puesto que ya se había enterado de la noticia del secuestro.

"No lo podíamos creer. Estábamos muy decaídas. Toda la noche cuidando al bebé, pensando que era de Mireia y apoyándola después de haber oído que estaba loca y que había tenido un embarazo psicológico. Todo era una pura mentira, pero lo contaba y, al revés, todo parecía verdad", reconoce. "Yo creo que estuvo alerta, que tenía un plan. Porque me dijo muchas veces 'vete a dormir, yo me quedo con mi hijo".