El buen tiempo ya está aquí y con él vuelve la oleada de peregrinos que año tras año cruzan Navarra en su travesía hacia Santiago de Compostela. La ruta jacobea atraviesa la Comunidad Foral de noreste a sureste y constituye un eje socioeconómico y cultural de un valor inabarcable, que atrae anualmente a 65.000 caminantes. Este año, además, ha aumentado el número de peregrinos respecto al año pasado, con 1.533 credenciales selladas en los primeros tres meses del año en el albergue de Orreaga/Roncesvalles, siendo 1.125 en el mismo periodo del año pasado. La temporada alta, sin embargo, no ha hecho más que comenzar.

Para garantizar la seguridad de las miles de personas que cada año caminan por Navarra, los distintos cuerpos policiales han puesto en marcha actuaciones, coincidiendo con el periodo en el que el Camino de Santiago experimenta los índices de mayor afluencia. El Ejecutivo foral activó el pasado 1 de abril el dispositivo especial de seguridad que permanecerá activo hasta el próximo 31 de octubre, mediante el cual la Policía Foral destinará distintas unidades para “velar por la seguridad de las personas y sus bienes a lo largo del recorrido”. Asimismo, la Guardia Civil puso en funcionamiento el 3 de abril la unidad de Oficinas Móviles de Atención al Peregrino (OMAP), con agentes con dedicación exclusiva al Camino. Estos dispositivos de temporada alta complementarán los efectivos permanentes durante todo el año de todos los cuerpos policiales.

El objetivo, explica Mikel Santamaría, jefe de comunicación de la Policía Foral, es “garantizar la seguridad de todos los peregrinos” que recorran el Camino de Santiago a su paso por Navarra, estableciendo un dispositivo preventivo que actúe en el propio Camino y en las localidades y áreas que se encuentran en él. Según cuenta, los pequeños hurtos, pérdida de pertenencias o lesiones de carácter leve suelen ser las incidencias más comunes, que suceden a diario. Destaca también la labor informativa.

Peregrinos que se perdieron de noche bajo la nieve en Ibañeta, con Lumbreras.

Esa labor informativa la conoce bien Chechu Lumbreras, inspector de la Policía Nacional. Trabaja en la unidad del antiguo paso fronterizo de Luzaide/Valcarlos, el primer punto por el que pasan los peregrinos cuando entran en territorio del Estado: “Aún no existiendo fronteras dentro del espacio Shengen, se continúan haciendo controles de documentación aleatorios para comprobar que todos la llevan en regla, y también nos encargamos de sellar credenciales, ya que disponemos de un sello oficial del Camino de Santiago”. Comenta que muchos peregrinos no van bien equipados, en la que “es la primera etapa y la mas dura, no solo por el desnivel, sino también por equipamiento inadecuado o demasiado peso”.

Alejandro Carneiro, sargento de la Guardia Civil, coincide en el diagnóstico y añade que la falta de avituallamiento es muy común entre los peregrinos, “como por ejemplo, no llevar el agua suficiente, y también hay muchos esguinces y tirones leves”. “En invierno también atendemos numerosas hipotermias leves, por falta de equipamiento, por lo general”, amplía el capitán David Vargas, jefe de la 3ª compañía del instituto armado en Navarra. El año pasado, una peregrina de California (EE.UU.) tuvo que ser rescatada en Ibañeta con síntomas de hipotermia, cuando pretendía atravesar el puerto nevado en chancletas.

“No es el único caso”, destaca Lumbreras. “No saben la ropa que tienen que llevar ni qué cosas son necesarias para hacer el camino, como ropa de abrigo, de calor, zapatillas adecuadas, de cambio... Traen ordenadores y libros para entretenerse en ratos muertos pero no lo más importante”, comenta, y zanja el tema diciendo que “hemos pasado del peregrino al turista que viene de vacaciones”.

Antes de la pandemia la colaboración de los diferentes cuerpos permitió desarticular una banda que se dedicaba a robar en el Camino de Santiago. Sin embargo, ambos guardias civiles aseguran que todo ello quedó atrás: “La incidencia de delitos ha descendido de forma drástica”. Santamaría suscribe la afirmación y explica a su juicio cuáles son los motivos: “La mera presencia de agentes en el Camino sirve de disuasión para presuntos delincuentes. La presencia y prevención es la clave”.

Vargas y Carneiro aclaran sus dudas a una pareja de peregrinos en Puente la Reina/Gares. Javier Bergasa

El día a día

Carneiro cuenta que en el día a día lo más importante es salir muy temprano: “Los peregrinos suelen madrugar y muchos ya están en marcha a las 6 de la mañana, por lo que la patrulla tiene que empezar a primerísima hora”. El conocimiento del entorno es “imprescindible”, y también hablar idiomas o transitar en dirección contraria a la que caminan los peregrinos. “De esta forma, si salimos de la meta y nos dirigimos hacia la salida, nos cruzamos con absolutamente todos los peregrinos que realizan esa etapa y con pocos efectivos se puede hacer bien el trabajo”, detalla Vargas.

La Policía Foral suele realizar el patrullaje en motocicletas eléctricas. De ello suele encargarse la Brigada de Protección Medioambiental, que mediante esos vehículos silenciosos, puede acercarse a cortas distancias de la incidencia sin ser detectada. “Por ejemplo, en casos de caza furtiva, es fundamental no hacer ruido para poder actuar”, explica Santamaría. “Al ser 100% eléctricas no emiten gases”, por lo que son utilizadas en parques naturales y Zonas de Especial Conservación. “Las actuaciones graves son muy minoritarias”, aunque prácticamente cada año fallece algún peregrino por paro cardíaco o afecciones relacionadas con la falta de preparación física. “Hay mucha gente mayor peregrinando”, cuenta. Entre los hechos graves, destaca el caso de un exhibicionista que cometió abusos sexuales contra varias peregrinas de origen extranjero: “Actuaba entre Zubiri y Arre y fue detenido gracias a que dos compañeras se disfrazaron de peregrinas y caminaron por la zona, hasta que el individuo intentó abusar de ellas y fue detenido en ese mismo instante”. 

Los Cuerpos de Seguridad del Estado, además, cuentan con la aplicación telefónica Alertcops. “Cuando un peregrino comienza su etapa lo marca en la aplicación, y lo desactiva al llegar a su destino. Si en el momento en el que debería haber llegado no lo ha hecho, salta una alerta en nuestra central, y comenzaría el seguimiento”, cuenta Vargas, y Lumbreras también explica que “según la geoposición del peregrino nos llega la aleta a Policía Nacional o Guardia Civil, lo que mejor venga. Además, la aplicación avisa de incidencias en la travesía, como puede ser una vía cortada o un incendio”. Carneiro añade que hace poco se rescató a un ciclista gracias a la aplicación: “Se cayó con la bici y se le rompió el móvil, por lo que no podía avisar a nadie, pero la geolocalización permitió dar con su paradero exacto”.

¿Cómo puede pasar esto?

En la ruta jacobea suceden historias de todo tipo que todavía sorprenden a cualquiera que las oiga.

El año pasado, un peregrino proveniente de China que se encontraba haciendo el Camino de Santiago a la inversa en caballo tuvo que ser atendido en Valcarlos. Había hecho el camino andando desde Saint Jean Pie de Port, y al finalizarlo, compró un caballo con el que pretendía realizar el camino de vuelta hasta China. La travesía duraría alrededor de dos años. Sin embargo, el caballo se le escapó en Orreaga/Roncesvalles, y no pudo continuar hasta que fue encontrado junto a unas yeguas en Luzaide. El hombre continuó el camino, pero en Donibane Garazi se cayó del caballo, y se le volvió a escapar. Hablando de caballos, destaca en la actualidad el caso de dos ciudadanos italianos que se encuentran recorriendo el Camino con un carro tirado por dos equinos.

Más reciente es el caso del peregrino que caminaba descalzo por la NA-135. El hombre, de nacionalidad colombiana, tuvo que ser auxiliado por una OMAP al percatarse los guardias civiles de que se había desviado unos 2,5 kilómetros de la incorporación al camino. Preguntado por los motivos por los que andaba descalzo, aludió que lo hacía a modo de penitencia. “Tenía los pies llenos de heridas y envueltos en esparadrapo”, aclaran los agentes.

Los agentes recuerdan también a la mujer de 72 años que desapareció recientemente en Mezkiritz. Se había desorientado y separado del grupo con el que caminaba, por lo que se tuvo que activar un dispositivo especial en el que participaron bomberos, Policía Foral, Guardia Civil y voluntarios, y al final, acabaron encontrando a la mujer, por la noche en Pamplona. Había caminado más de 40 kilómetros. “Imagínate cómo tenía que tener las piernas esa mujer, después de hacerse, sin querer, dos etapas”, destaca Vargas.

Durante la realización de este reportaje, algunos peregrinos preguntaron a la Policía Foral a ver a qué se dedicaban: “Nos ven vestidos de rojo y se sorprenden. Nos han llegado a preguntar por qué vamos los bomberos con pistola”, cuenta Santamaría. Unos mossos d’esquadra que cruzaban por la Trinidad de Arre en su travesía a Santiago pidieron hacerse fotos con los agentes, cosa que debe ser bastante habitual: “Policías extranjeros suelen mostrar mucho interés, algunos coleccionan pines de distintos cuerpos policiales y nos piden algún tipo de recuerdo. Sin ir mas lejos, la semana pasada envié un pin de la Policía Foral a Rusia”. 

Lumbreras recuerda cuando tuvieron que rescatar dos veces a una persona en un mismo día: “Nos avisaron de madrugada que un hombre caminaba a oscuras por la carretera, por lo que fuimos a recogerlo y llevarlo a Valcarlos”. Comenta que quedó con él al día siguiente en Roncesvalles, pero el peregrino de origen filipino-estadounidense se perdió y tuvieron que echarse al monte en su búsqueda. “A los dos meses acabó el camino y me escribió desde Estados Unidos”, dice. También menciona una pareja de recién casados que se separaron en la travesía y la mujer se perdió. “El marido llegó solo al albergue y tuvimos que ir con él a buscarla. Le cayó una buena bronca”, cuenta entre risas.