A Pilar Muñoz le detectaron un cáncer de mama gracias al programa de detección precoz, al que está muy agradecida. Era verano de 2019 y asegura que todo el protocolo funcionó de maravilla, pasó por quirófano y desde entonces se encuentra recuperándose, todavía con tratamiento por medio de pastillas y con una gran incertidumbre sobre su evolución porque las revisiones y las pruebas encadenan un retraso tras otro. “He tenido retrasos en consultas de 6 meses. El cirujano me tenía que haber visto en agosto y todavía no he tenido noticias. Estoy con pastillas que en principio tienen la enfermedad bajo control pero nunca sabes cuándo se despierta el cáncer”, relata esta mujer de 57 años.

Pilar señala que por protocolo las revisiones tienen que ser cada 6 meses con los tres especialistas que le hacen el seguimiento: el de Radioterapia, el de Oncología y el cirujano, pero que nunca se cumplen los plazos. “Entras en este circuito y empiezan los retrasos y te ven 6 meses más tarde de lo que corresponde. Y, claro, yo he tenido la mala suerte de tener bastantes efectos secundarios por los tratamientos y me han surgido otras patologías que había que controlarlas y no me atendían a tiempo”, apunta.

Ante esta situación decidió tomar cartas en el asunto. Recuerda que en junio de 2020 le tenía que ver el cirujano, pero que finalmente le atendió en diciembre. “Puse una reclamación y me encontré con que no me vio mi cirujano, sino que me vio otro que yo no conocía”, cuenta Pilar.

“Si los propios profesionales crean estos protocolos y establecen que las revisiones tienen que ser cada 6 meses, ¿por qué no se cumplen? También se retrasan las analíticas y las mamografías y todo eso al final acaba afectando a la evolución de la enfermedad, a nuestra salud y a nuestro ánimo. Además, somos pacientes oncológicas, no tenemos un catarro”, critica.

Y dentro de esta incertidumbre, Pilar pone en valor el trabajo y el apoyo de la asociación Saray con las pacientes con cáncer de mama: “Estoy encantada, de verdad que nos ofrecen un apoyo fundamental, porque llega a donde no llega la sanidad”.